860 Cervantes Saavedra M. d. 7 Don Quijote .06 JUSTICIA Y HONRADEZ DEL GOBIERNO DE SANCHO PANZA Ludovik Osterc La situaci6n y el momento hist6rico que le toc6 viVIr a Cervantes, se caracterizaban por una grave crisis econ6mica, social, politica y moral. Fue la epoca de Felipe II y su hijo, Felipe Ill, epoca del auge y la decadencia del imperio espafi.ol. Sobre todo, bajo el cetro del segundo de los dos reyes la Hacienda estaba agotada, las areas del erario vacias, la industria y el co­ mercio agonizaban, el Estado andeudado y perdido el credito. La agricultura estaba arruinada. Una exigua minoria, integrada por la nobleza con el rey a la cabeza, y el alto clero, poseia pnicticamenta toda la tierra nacional, bafiandose en un lujo indescriptible, en tanto que la mayoria del pueblo estaba sumida en la mas pavorosa miseria. La sociedad espafiola formaba una pinimide parasitaria, donde por el sistema de rentas sobre los empresti­ tos publicos y privados, un solo labrador debia alimentar a treinta producto­ res. La moral social, ante todo, la de las clases privilegiadas estaba por los suelos. Todo se vendia y todo se compraba: los cargos, los oficios, los favo­ res, la justicia, los obispados, las indulgencias y hasta los sacramentos. La mentira, la hipocresia, el fraude, el peculdo y el robo se han convertido en el mismo sistema de gobierno. La patria del gran novelista estaba envuelta en una atm6sfera de repre­ si6n sin precedentes dominada por la todopoderosa Inquisici6n que per­ seguia y quemaba en las hogueras, no solo a los erasmistas y protestantes sino tambien a los mas ingenuos disidentes. El propio Felipe II inaugur6 su reinado con dos autos de fe en Valladolid, en 1559. Tal es el mundo que rodea a Cervantes durante su vida. Esta constituye algo unico y fuera de lo imaginable que ejercera. un poderoso influjo en la formaci6n de sus ideas sociales, politicas, morales y literarias. Ella refleja a la Espafi.a misma y sus grandes problemas, pues nuestro autor ha sido victima de ellos: ha sido condenado, desterrado, camarero, soldado, muti­ lado, cautivo, esclavo, excomulgado, pretendiente de Americas, quebrado y presidiario. Su biografia no es mas que una novela de caballerias de la que a cada paso y aventura saliera mal parado. Abandonado, viviendo de limos­ nas mas o menos disimuladas, combatido, con la ingratitud de la monarquia absolutista que regia los destinos de su patria, por la que tanto habia sufrido, tras la mayor parte de sus afios pr6digos en adversidades y desgra­ cias, cautiverios y carceles, incomprensiones e injusticias, con su poderosa mente abarca la triste realidad y la plasma en el papel con su genial pluma. Asi nace el QUIJOTE, el libro mas grandiose que jamas se ha escrito. En 3 el somete a una tremenda satira a las clases dominantes de Espafia, en particular, y a traves de ellas, a las clases dirigentes, en general. Al propio tiempo, contrapone al podrido mundo feudal-eclesiastico una sociedad nueva, basada en la justicia, la verdad y el bienestar, una sociedad libre de opresion y discriminacion de toda indole, en suma, una nueva edad de oro. En la magna obra coupa un lugar destacado el Gobierno de Sancho Panza. A pesar de ello, la critica tradicional no le ha prestado la debida atencion tocandolo por encima e interpretimdolo parcial y tendenciosamente. La razon de tal actitud la explicare mas adelante. Ahora bien, sabemos que la idea de convertir al escudero en gobernador de una insula - la Insula Barataria- partio de la pareja ducal aragonesa. Y es que los duques, que habian leido la primera parte del QUIJOTE, sabian que el protagonista habia prometido a su escudero entregarle el gobierno de algU.n condado en la primera ocasion que se le ofreciese. Por ello, invi­ taron a don Quijote y Sancho Panza a su castillo simulando creer en su calidad de caballero andante y en la de Sancho como su escudero. Alli les prepararon un recibimiento y otras ceremonias al estilo de los libros de caballeria con el proposito expreso de matar el tiempo burlandose indeco­ rosamente a costa de cu dignidad humana. Entre sus planes figuraba tam­ bien la elevacion del escudero al gobernador de una insula. La actividad gubernamental de Sancho Panza representa, empero, muy al contrario de lo que los duques y sus paniaguados esperaban, toda una leccion de etica politica. A manera de gobernantes modernos, se sirve de la primera ocasion que le viene a la mano, para dar a conocer lo que, en la actualidad, llamamos el programa politico. Consiste este en proteger a los labradores, galardonar a los virtuosos, y expulsar a los perezosos y vaga­ mundos. Exponelo del siguiente modo: » ..• Es mi intenci6n limpiar esta insula de todo genera de inmun­ dicia y de gente vagamunda, holgazana y mal entretenida · porque quiero que sepais, amigos, que la gente baldia y perezosa 'es en la republica lo mesmo que los zanganos en las colmenas, que se comen la miel que las trabajadoras abejas hacen. Pienso favorecer a Ios labradores, guardar sus preeminencias a Ios hidalgos, premiar Ios virtuosos, y sobre todo, tener respeto a la religion y a la honra de Ios religiosos.« (11, 49) Sin embargo, Sancho-gobernador cumple solo una parte de su pro­ grama. Asi, impone una cuantiosa multa al fullero jugador que encuentra en su inspeccion nocturna y destierra por diez afios al miron; condena el vicio del juego y prohibe los garitos. Deporta a la mujer mentirosa y calum­ niadora, so pena de doscientos azotes si regresa a la insula y dictamina en favor del ganadero engafiado. En cambio, durante su gobernacion no se nota medida alguna en pro de los hidalgos y sus prerrogativas ni en beneficia de la religion y los religiosos. Hay mas aun: en cuanto a los primeros, opino que al hablar de los holgazanes apuntaba asimismo a los hidalgos que, ademas de otros nobles de mayor rango, no trabajaban y vivian de sus rentas, es decir, del trabajo de los plebeyos, pero a los que por razones obvias no podia men­ cionar por su nombre. A ello aluden las siguientes palabras de Sancho, el dia de su toma de poder: 4 ,,y yo imagine que en esta insula debe haber mas dones que piedras; pero basta: Dios me entiende, y podra ser que si el gobierno me dura cuatro dias, yo escardare estos dones, que por la muchedumbre deben de enfadar como los mosquitos.<< (II, 45) Y por lo que toca a los religiosos, tampoco hay huella de alguna provi­ dencia en su beneficio durante el Gobierno de Sancho Panza. Tan es asi, que durante sus actividades de gobernador en su insula no se celebra nin­ guna ceremonia religiosa; y ello en un pais cat6lico, donde no ocurria ningU.n evento publico o privado por insignificante que fuese sin que lo acompafiara algun acto religioso. En otras palabras, Sancho-gobernador realiza tan s6lo la parte progresista de su programa y deja de cumplir con la parte conser­ vadora, convirtiendola de tal suerte, en asunto puramente declarative que, empero, juega el papel de amparo a modo de reiteraciones de ortodoxia que don Quijote se apresura a expresar despues de cada una de sus embesti­ das contra los ministros de Dios, muy al reves de c6mo lo hacian y siguen haciendolo los gobiernos clasistas de cualquier signo, que en sus programas prometen el oro y el moro a las clases mayoritarias, pero de facto llevan a cabo solo la parte del programa destinado a favorecer a los privilegiados y pudientes cuyos intereses objetivamente representan. Muestranlo asimismo, las disposiciones que Sancho adopt6 en la eco­ nomia de su Estado. Asi, acab6 con los revendedores, liber6 la importaci6n de vinos, regul6 sus precios y moder6 los del calzado; tas6 los salarios de los criados y estableci6 severas sanciones contra los adulteradores del vino y los cantantes de composiciones deshonestas y, por ultimo, dict6 varias otras ordenanzas tan buenas que, segU.n afirma Cervantes, hasta hoy se guardan en aquel lugar y se llaman: >>Las Constituciones del gran Goberna­ dor Sancho Panza.« (II, 51) Otro campo gubernative en que nuestro personaje luce su inteligencia y los primores de su sentido natural es el de la administraci6n de justicia. En efecto, los principales asuntos presentados al discernimiento de Sancho, los que mas pormenoriza el autor, son los asuntos judiciales. Y Sancho prueba que es un excelente juez. Su justicia es objetiva e imparcial, preocu­ pada exclusivamente por descubrir la verdad de los hechos como unico criterio para la aplicaci6n de las leyes, tomando como norte los magnificos consejos que don Quijote le dio antes de partir para el gobierno de la insula. He aqui los ma importantes: ,,Hallen en ti mas compasi6n las lagrimas del pobre, pero no mas justicia que las informaciones del rico«; »Si acaso deblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dadiva sino con el de la misericordia«; »Nunca te guies por la ley del encaje,* que suele tener mucha cabida con los ignorantes que presumen de agudos«. (II, 42) Esta nota profundamente humana de la justicia quijotesca, aplicada por Sancho en su gobierno, es reflejo de la orientaci6n humanista del autor. No es fortuito, por ende, el que nuestro gobernador novel tope con casos, cuya soluci6n habria ineludiblemente de ser equivocada, si fuese tomada '' La ley de la arbitrariedad y el soborno 5 conforme a los princ1p1os de una justicia formal y externa. De tal modo, Cervantes pone en tela de juicio la equidad y la conveniencia de la aplica­ ci6n, al pie de la letra, de la legislaci6n vigente en su tiempo criticandola desde el punto de vista de una moral autenticamente humana y racional. En realidad, Sancho resuelve todos los pleitos que se le presentan desde el angulo de una justicia etica y humana de acuerdo con su conciencia y sentido comun, tratando de penetrar en la esencia de tal o cual asunto. Ademas, la justicia del escudero es expeditiva y eficaz, ya que procede en el momento y lugar del caso, actua de inmediato y en consecuencia, muy al contrario de la justicia real que enredaba a los litigantes en un mar de papeles y prolongaba los procedimientos judiciales ad infinitum, dando asf la posibilidad a las partes y a los jueces de valerse de metodos y recursos ilfcitos, como son los sobornos, los cohechos, la venalidad, etc. No sin raz6n admiraba Cervantes la justicia musulmana, arabe y turca, que actuaba precisamente de la manera que acabo de mencionar: in situ y de inmediato. De tal modo, en el caso de las caperuzas denuncia la mala fe de los litigantes, el sastre y su cliente el labrador, por haber llevado este su descon­ fianza del sastre, no al temor de que con abuso frecuente se reservase alguna tela sobrante de la necesaria para hacer una caperuza, y si al exremo desa­ certado de pedirle que, en lugar de aquella sola le hiciese cinco. A su vez, el sastre muy taimado y burl6n, con manifiesta picardfa le prometi6 e hizo lo unico que era posible, las cinco caperuzas de juguete que cubrfan los dedos de una mano. El fallo de Sancho va dirigido contra la malicia de ambos ordenando el decomiso de las caperuzas a favor de los presos, con­ denando la maldad fundada en la concepci6n formal del convenio oral. Aun mayor sagacidad y dotos de brillante magistrado para la aplicaci6n de la justica demuestra Sancho, cuando le toca elucionar el pleito relativo al prestamo de los diez escudos de oro. Inteligente y perspicaz por natura­ leza, colige que el dinero estaba dentro del baculo que el viejo puso en Ias manos del prestamista, en el preciso momento en que juraba que habfa devuelto los escudos »real y verdaderarnente« a quien se los presto. El prestamista admite la verdad del viejo por ser este buen cristiano diciendo que es posible se le haya olvidado la devoluci6n del dinero por parte de aquel, pero Sancho se percata con agudeza de la picardfa del viejo, cuando este quita de nuevo el baculo al prestamista, despues de jurar y se marcha tranquilamente. Sancho-gobernador, advertido del ardid, manda traer al viejo, le quita el baculo y se lo entrega al prestamista con estas palabras: >>Andad con Dios y vais pagado.« Ante la duda del prestamista, el escudero­ gobernador ordena abrir el baculo en cuyo interior encontraron los diez escudos de oro, lo cual caus6 admiraci6n a sus acompaiiantes. De esta manera, Cervantes por conducto de su personaje en funci6n de juez rebate la fuerza probatoria del juramenta. Desenmascara tambien la supuesta inocencia de la mujerzuela que se quejaba de haber sido violada, desterrandola so pena de doscientos azotes si regresara a la insula en estos terrninos: 6 »Hermana mia, si el mismo aliento y valor que habeis mostrado para defender esta bolsa lo mostniredes, y aun la mitad rnenos, para defender vuestro cuerpo, !as fuerzas de Hercules no os hicieran fuerza.« (II, 54) Pero, donde revela un animo juridico digno de las ma altas magistratu­ ras, es en el asunto del puente y la horca que resuelve de la siguiente ma­ nera verdaderamente salomonica: »Que deste hombre aquella parte que juro la verdad la dejen pasar y la que dijo mentira la ahorquen«, llegando a la conclusion de que, estando la ley tanto de una como de otra parte de una misma persona, la cual deberia en consecuencia ser partida en dos causandole la muerte, se lo tendria que absolver fallando asi con un gran sentido humano y de misericordia (II, 51). Ademas de las caracteristicas mencionadas que distinguen la justicia de Sancho-gobernador, hay otra muy importante: En los episodios citados se observa un rasgo comun a todos y es, que los sancionados o castigados nunca son enviados a la carcel, sino que se les requisan las pertenencias - objeto del pleito - y se reparten entre los pobres, o se los expulsa de la insula o del lugar donde han cometido sus delitos. Esto pone de manifiesto, a su vez, el caracter antirrepresivo y humano de la justicia sanchopancesca. Ahora bien, si la justicia es un rasgo descollante y trascendental del gobierno del escudero, su caracter popular y democratico lo es igualmente. El personaje que ejerce el poder en la Insula Barataria es un hombre de neta raigambre popular, puesto que es de origen campesino habiendo sido pastor en su nifiez y labriego en su madurez. Y Sancho no solo esta perfecta­ mente consciente de ello, sino que se siente orgulloso de serlo conforme al consejo de su amo y guia, don Quijote: >>Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores ... « (II, 42) En efecto, cuando se apresta a salir para su gobierno de la Insula Barataria, el duque insiste en que vaya vestido de acuerdo con la investidura del cargo que desempefiara, pero Sancho le responde: »Vistanme ... como quisieren; que de cualquier manera que vaya vestido, sere Sancho Panza« (II, 42). Con ello, el escudero-gobernador confirma la validez del refran popular que reza: >>El habito no hace al monje.« El sello democratico de su gobierno se refleja en las medidas economicas ya apuntadas que favorecen a las capas populares y sus intereses, pues con ellas refreno los apetitos especuladores de los comerciantes y suprimio algunas limitaciones feudales del comercio y la industria. Es asimismo democnitica la conducta de Sancho-gobernador para con los ciudadanos de su Estado, pues siguiendo tambic.~n a este respecto los consejos de don Quijote de visitar las dtrceles, las carnicerias y las plazas, inspecciona el mercado y los alimentos. Efectua, ademas, en persona la ronda de policia de su insula durante la cual muestra su bondad y com­ prension paternales ante la inexperiencia curiosa de la juventud. Otra nota sobresaliente del comportamiento del escudero en su gobierno son su extraordinaria honradez y dignidad, virtudes que puede envidiar la mayoria de los jefes de gobierno y de Estado actuales. Efectivamente, su conducta personal es un modelo de integridad y rectitud en todos Ios aspec­ tos. No obstante estar expuesto al peligro que corren todos los que, de condi­ ci6n humilde, se ven encumbrados de repente de subirseles los humos a la chimenea, no se vuelve ambicioso, sino que hace gala de su humildad: 7 »Pues advertid, hermano, ... que yo no tengo don ni en todo mi linaje le ha habido; Sancho me llaman a secas, y Sancho se llam6 mi padre y Sancho mi agtielo, y todos fueron Panzas, sin afiadiduras de dones ni donas« (II, 45). recalca el escudero-gobernador al mayordomo, cuando este le explica el letrero colgado en la pared junto a la silla gobernadoresca en el que se le trata de »don<<. Tambien en orden a lo anterior, Sancho se atiene a pies juntillas al consejo respectivo de don Quijote, cuando le esefia: »Has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el mas dificil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldra el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey; que si esto haces, vendra a ser feos pies de la rueda de tu locura la consideraci6n de haber guardado puercos en tu tierra.<< (II, 42) Por lo visto, don Quijote recuerda a Sancho su estirpe de labrador, por lo que debe actuar como tal, como lo que siempre ha sido en la vida. Pero, al decide que fue guardador de puercos en su terrufio, el ex pastor contesta con aplomo: »que no todos los que gobiernan vienen de casta de reyes<< (Il, 42). Otra prueba de la suma honradez con que Sancho gobern6 su insula la constituye la carta enviada a su senor y mentor don Quijote. Entre las nove­ dades que relata, esta la manera en que ha venido administrando los bienes materiales de la Insula Barataria. Escribe asi: »Rasta agora no he tocado derecho ni llevado cohecho, y no puedo pensar en que va esto; porque aqui me han dicho que los goberna· dores que a esta insula suelen venir, antes de entrar en ella, o les han dado o les han prestado los del pueblo muchos dineros, y que esta es ordinaria. usanza de los demas que van a gobiernos, no solamente en este.<< (II, 51) De la misiva se desprende claramente que el escudero es el unico gober­ nador, que no ha llegado al poder con el prop6sito de enriquecerse dispo­ niendo de los dineros del pueblo y del Estado, sino todo lo contrario, tiene por meta gobernar en beneficio del pueblo y de toda la entidad actuando con honestidad, justicia y equidad. Observese, ademas, que a la vez que Sancho esta dando testimonio directo de su honradez como gobernante, esta poniendo en la picota la administraci6n de los gobernantes de otras insulas - entiendase de toda Espafia -. Y Sancho persevera en subrayar la honradez y desinteres con que admi­ nistr6 durante los diez dias que dur6 su gobierno. Asi, cuando se dispone a partir para el castillo ducal, ya sobre su rucio, el mayordomo le recuerda que segun la usanza de los gobernadores salientes debe dar cuenta de sus actividades gubernamentales. Pero Sancho se niega a hacerlo respondiendole con energia: »Nadie me la puede pedir . . . cuanto mas que saliendo yo desnudo, como salgo, no es menester otra sefial para dar a entender que he gobernado como un angel« (11, 53). habiendolo probado con creces, pues el unico beneficio de su gobierno al abandonarlo fueron medio queso y medio pan, a pesar de haberle ofrecido 8 los criados del duque »todo aquello que quisiese para el regalo de su persona y para la comodidad de su viaje.« Sobre esto, Sancho-gobernador mostr6 gran pureza de costumbres: hu­ milde y sobrio en el corner y en el vestir, cortes y amable con los buenos y duro con los malos. Tampoco su celo puede ponerse en entredicho. El mismo dia que tom6 posesion de su insula, sali6 de noche a recorrer sus dominios para sorprender los abusos y necesidades proponiendose ponerles remedio. Fue Sancho, ademas, un gobernador muy digno en un tiempo en que la desvergiienza era la tonica general de los gobernantes corrompidos hasta los tuetanos.** En verdad, al darse cuenta de que su gobierno no fue mas que una de tantas burlas descaradas por parte de los altos aristocratas y sus paniaguados, toma la irrevocable decision de antes renunciar que seguir sirviendoles de bufon, pese a que el medico Pedro Recio le promete dejarle corner en adelante con abundancia de todo lo que se le antojare. Asi el buen Sancho, en el espacio de unos cuantos dias, pas6 desde las altas cumbres a una sima profunda, sin insula y sin gobierno, victima de inhumanas y crueles burlas por parte de los lacayos de los duques. Derrocado por aquellos prob6 ser hombre tan digno en la desgracia como lo habia sido en el poder, conducta practicamente desconocida por los gobernantes de entonces y por muchos de hoy. Ahora bien, c: uien al leer por primera vez el magno libro no piensa que Sancho, investido de gobernador, iba a hacer reir a carcajadas? c:Quien deja­ ria de creer que ese improvisado jefe de gobierno no hiciese mas locuras en su insula que don Quijote en Sierra Morena? Sin embargo, al ejercer Sancho el gobierno con gran inteligencia, acierto, ardor y extrema honradez, su humildad popular vence a la soberbia aristocratica de su senor jurisdiccional, convirtiendo la soez burla de un labrador por parte de aquel en derrota moral y politica de su burlador. El mismo mayordomo del duque lo reconoce con las siguientes palabras, cuando acompaiia a Sancho en su ronda insular al oirlo exponer su programa politico: »Dice tanto vuesa merced senor gobernador. . . que estoy admirado de ver que un hombre tan sin letras como vuestra merced, que, a lo que creo, no tiene ninguna, diga tales y tantas cosas llenas de sentencias y de avisos, tan fuera de todo aquello que del ingenio de vuesa merced esperaban Ios que nos enviaron y los que aqui venimos. Cada dia se ven cosas nuevas en el mundo: !as burlas se vuelven en veras y los burladores se hallan burlados.<< (II, 49) Con ello, Sancho Panza mostr6 sus idoneidades para gobernar, habiendo administrado a su Barataria con mucha probidad - >>desnudo naci, desnudo me hallo, ni pierdo ni gano ... «, dice a los vasallos del duque al abandonar su gobierno; habiendo juzgado como Licurgo - »el mismo Licurgo, que dio !eyes a los lacedemonios, no pudiera dar mejor sentencia«, declara el ma­ yordomo despues del dictamen sanchesco sobre el dilema del puente y la horca -; habiendo gobernado como Salomon - >>En resolucion, el orden6 cosas tan buenas, que hasta hoy se guardan en aquel lugar, y se nombran *'' Cuando Rodrigo Calder6n, marques de Siete Iglesias, uno de los mas grandes ladrones de todas las Espafias, muri6 en la horca, el condc de Villa­ mediana pudo exclamar: »Con este ladr6n muere lo mas honrado de Espafia.<< 9 >>Las Constituciones del gran Gobernador Sancho Panza<<, - refiere nuestro autor. Y justamente a este hecho se debe la circunstancia de que los criticos tradicionales, sobre todo los de la patria de Cervantes, hayan dedicado tan poco espacio y atenci6n al Gobierno de Sancho Panza, desvirtwindolo ade­ mas, ya que para ellos es inconcebible que un Iabrador pobre, pero inteli­ gente, honesto y trabajador, haya podido convertirse en un gobernante sagaz y burlador de sus sefiorias, excelencias, eminencias y otras nulidades morales y politicas de aquellos tiempos. A pesar de sus caracteristicas progresistas, el regimen de Sancho Panza no es un Estado ideal a modo de la Utopia de Tomas Moro, sino un gobierno democratico de reformas con elementos de utopismo. c:Podria ser otra cosa? No, porque el autor pese a su gran idealismo fue un hombre de mucha experieneia vital y amplio horizonte, por lo cual se daba perfecta cuenta de que, por una parte, era imposible hacer tabula rasa de todo el desarrollo econ6mico, social y politico anterior, y por otra, Sancho recibi6 las riendas de gobierno de las manos de los senores feudales en son de burla. El Gobierno de Sancho Panza es, por consiguiente, un regimen reformi­ sta y popular influido por las ideas utopico-humanistas de su mentor don Quijote. Tan es asi, que el hecho de ser ejercido en una aunque supuesta isla - Insula Barataria -, le confiere cierta similitud con la Utopia del emi­ nente ingles, a la par que con la Ciudad del sol de Tomas Campanella- las dos islas tambien. c:En que consiste, entonces, la lecci6n del Gobierno de Sancho Panza? c:Tal vez en su fracaso, coma opina la gran mayoria de los criticos tradiciona­ les y, sobre todo, conservadores? jDe ninguna manera!, ya que, por un lado, dicho gobierno fue entregado al escudero e guisa de mofa, conforme lo apunte arriba, y por otro, la existencia mas o menos duradera de un gobierno democratico y popular en aquellas condiciones historicas y en el marco del viejo sistema feudal era imposible. El exito moral, intelectual y politico del escudero Sancho Panza demu­ estra de modo inconcuso, que la ciencia tan ponderada de gobernar a Ios hombres y las cosas no es un arcano dependiente de la alcurnia o jerarquia social, sino que es accesible a todos, y para su acertado desempefio se re­ quieren otras cualidades mas valiosas que el mero estudio de la politica y el conocimiento de las leyes, esto es, sensatez, honradez y sana y justa intencion. Con el fracaso del Sancho Panza de entonces Cervantes sefiala la falta de premisas hist6ricas para su victoria en aquella epoca, mientras que con su gran triunfo moral y politico brinda a los Sanchos del futuro, como genuinos representantes del pueblo, un ejemplo que les sirva de norte y guia en su camino hacia la completa liberaci6n econ6mica, social y politica de la huma­ nidad, hacia el luminoso porvenir de una nueva y definitiva edad de oro. La tremenda crisis material y moral que agobia al mundo de hoy clama a gritos por un moderno Gobierno de Sancho Panza de alcances universales. 10