VERBA HISPANICA XXXII • EMILIO J. GALLARDO-SABORIDO 91 Emilio J. Gallardo-Saborido DOI: 10.4312/vh.32.1.91-106 Escuela de Estudios Hispano-Americanos/ Instituto de Historia, CSIC La distopía cotidiana: crítica política y literatura neopolicial en Sergio Ramírez La modernidad en Hispanoamérica se puede leer a partir de la tensión entre los discursos utópicos y distópicos. Este artículo arranca con un breve recorrido por algunas de las contribuciones que signaron y signan, en este sentido, los siglos XX y XXI latinoamericanos. A partir de ahí se centra en la novela del escritor nicaragüense Sergio Ramírez titulada Tongolele no sabía bailar (2021) y la inserta dentro de la tradición distópica hispanoamericana, al tiempo que la encuadra en el seno de la literatura neopolicial producida en español a partir de las últimas décadas de la pasada centuria. Esta novela constituye la tercera entrega de la trilogía encabezada por el policía/inspector Dolores Morales y en ella se retratan las manifestaciones que agitaron Nicaragua en 2018 y se denun- cia su represión por el Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo. De este modo, se analiza el tema central de la tiranía a través de la revisión del trata- miento de la violencia y la paranoia como elementos que sirven para sostener al poder político hegemónico. Para ello, se recurre a herramientas conceptuales provenientes de la antropología política, particularmente, a los hallazgos de F. G. Bailey en Stratagems and Spoils (1969). Finalmente, se concluye constatando la capacidad del régimen gobernante de perpetuarse en el poder. 1 Introducción: notas sobre la utopía y la distopía en la América Latina contemporánea La noción de utopía ha demostrado ser una potente herramienta gnoseológica a partir de la cual pensar la realidad de América Latina y proyectar anhelos propios o foráneos sobre su solar. Este tipo de operaciones conceptuales ocurrieron desde las primeras décadas que siguieron al contacto español con estas tierras. Sirva de VERBA HISPANICA XXXII • LA LITERATURA EN ESPAÑOL DEL SIGLO XXI 92 ejemplo un texto como el Sueño, de Juan Maldonado, publicado en 1542, pero seguramente escrito una década antes. En él, Maldonado utiliza el sueño como un recurso para construir una propuesta utópica en la que la «utopía erasmista de un cristianismo auténtico, reformado desde dentro, se vincula al gran mecanismo de innovación y de apertura de las mentes que supuso para los europeos del siglo XVI la ampliación del horizonte geográfico y vital hacia América» (Pro, 2022: 24-25). Desde finales del XIX y principios del XX el concepto de utopía cimentó las miradas y los anhelos de quienes apostaban por una gran patria americana como el José Martí de «Nuestra América» (1891), de quienes proponían un nuevo ideal para esta gran región como José Enrique Rodó en Ariel (1900), así como de quienes aspiraban a una reconceptualización de la identidad y el pen- samiento latinoamericanos como José Vasconcelos en La raza cósmica (1925) o, en ese mismo año, Pedro Henríquez Ureña en La utopía de América. Durante los siglos XX y XXI la utopía ha seguido actuando como palanca para aupar ideales sociales ligados a movimientos o concepciones variadas. Pen- semos, a modo de ejemplo, en su repercusión continental tras el triunfo de la Revolución cubana en 1959, visible en el artículo «El Nuevo Mundo, la isla de Utopía y la isla de Cuba» (1963) de Ezequiel Martínez Estrada; en el propio componente utópico de la idea del hombre nuevo socialista propuesta por Ernesto «Che» Guevara en El socialismo y el hombre en Cuba (1965); o, más adelante, en las ansias de materializar ideales ligados a la teología de la libera- ción en la comunidad de Solentiname gracias a la labor del autor y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal 1 . Más recientemente, ha dado alas a otros mo- vimientos como pueden ser el feminismo, tal y como se plasma en diversas obras narrativas de la también escritora nicaragüense Gioconda Belli (Waslala, 1996; El país de las mujeres, 2010), o ha resultado operativo en las reclamaciones sociales y étnicas dentro del movimiento zapatista mexicano. Sin embargo, la larga vida del concepto desarrollado por Tomás Moro en Utopía (1516) ha subsistido durante las últimas décadas del siglo XX y lo que llevamos del XXI también a través de su envés distópico, que se ha puesto al servicio de la denuncia de desdichas de signo diverso. Ha demostrado ser de una productividad feraz y capaz de adecuarse a lenguajes plurales. Así, las pantallas se han visto colma- das por ficciones audiovisuales donde los males que vienen azotando la realidad la- tinoamericana han encontrado eco. Por ejemplo, en 2016 Netflix lanzó la primera 1 Un relato de primera mano, realizado por el propio Cardenal, sobre el surgimiento y caída de la comunidad de Solentiname se puede encontrar en «Lo que fue Solentiname (Carta al pueblo de Nicaragua)» (1978). VERBA HISPANICA XXXII • EMILIO J. GALLARDO-SABORIDO 93 serie brasileña presente en su catálogo, titulada 3%. No es casualidad que se tratase de una distopía socio-política donde la desigualdad social marca el devenir de una población sometida a una estratificación brutal, que condena a una abrumadora parte de los ciudadanos a la marginación y la pobreza. Estos son asuntos vertebra- les también para la novela Angosta (2003) del escritor colombiano Héctor Abad Faciolince. Terrores modernos como la ecoansiedad o los cataclismos pandémicos son abordados en novelas recientes como Cadáver exquisito (2017) o Las indignas (2023) de la autora argentina Agustina Bazterrica. En esta última, la protagonista relata las atrocidades que han de sufrir las mujeres enclaustradas en la Casa de la Hermandad Sagrada, donde se desarrollan las actividades de un inicuo culto religioso que, no obstante, actúa como refugio en un cruel mundo postapocalíp- tico donde prácticamente no se tiene memoria de los tiempos anteriores al horror presente: «Mamá decía que nunca había vivido un buen año. Que los últimos que habían conocido cierto bienestar habían sido sus bisabuelos. Siempre convivió con los desastres ecológicos que se agravaban días tras días» (Bazterrica, 2023: 89). De hecho, una de las señas de identidad de la utopía latinoamericana del si- glo XX como fue, en algún momento, la mencionada Revolución cubana se desvirtúa, cuestiona y deforma en la reciente literatura de la Isla (véase, por ejemplo, el relato «Discurso de recepción por Romualdo Sánchez Galarriaga del Premio Nacional de Literatura de la República Integrada Pancaribeña (año 2098)», publicado en 2009 por Yoss, o la novela La autopista: the movie, 2014, de Jorge Enrique Lage). Este cuestionamiento de la historia nacional y la crí- tica de la realidad socio-política circundante ha sido también abanderado por otras vetas creativas como la literatura neopolicial latinoamericana, que cuenta con plumas destacadas como las del cubano Leonardo Padura o del hispano- mexicano Paco Ignacio Taibo II. Es desde este prisma genérico, en conjunción con la tradición distópica brevemente referida, desde donde se leerá a conti- nuación la novela Tongolele no sabía bailar (2021) de Sergio Ramírez. 2 Literatura neopolicial y distopía: la denuncia política en Tongolele no sabía bailar Una vez planteado este recorrido a vuelo de pájaro por la historia de las utopías y distopías latinoamericanas de la segunda mitad del XX y los inicios del XXI, focalicemos nuestro interés en el caso de Nicaragua y, más concretamente, en el contexto de los sucesivos gobiernos de Daniel Ortega durante el siglo XXI, en los que ha estado apoyado por su esposa Rosario Murillo. Anteriormente, para la izquierda latinoamericana había supuesto un severo correctivo la derrota del VERBA HISPANICA XXXII • LA LITERATURA EN ESPAÑOL DEL SIGLO XXI 94 Frente Sandinista de Liberación Nacional en las elecciones de 1990 frente a la Unión Nacional Opositora encabezada por Violeta Barrios. Sin embargo, Or- tega se hizo con el poder presidencial de nuevo en 2006, puesto en el que se ha mantenido hasta la actualidad entre crecientes críticas hacia su Gobierno, que ha sido tildado de «autoritario» o «dictatorial». Tras la tercera reelección de Ortega desde 2006, Murillo fue designada como vicepresidenta en 2017. Por su parte, el escritor y premio Cervantes Sergio Ramírez (1942) ha sido una figura central en el devenir político y literario de su país en las últimas décadas. Actualmente continúa sufriendo la ira del Gobierno de Ortega, que se ha tradu- cido, entre otros atropellos, en la pérdida en 2023 de la ciudadanía nicaragüense y en la ignominiosa calificación como «traidor a la patria» (Maldonado, 2023). No obstante, su carrera como político estuvo ligada a las filas del Frente Sandi- nista de Liberación Nacional, hasta el punto de llegar a ser vicepresidente de Ortega durante la segunda mitad de los años 80. Sus afanes contra la dictadura del último de la saga somocista, «Tachito» Somoza, su papel en la Revolución Sandinista y en el triunfante Gobierno del Frente Sandinista quedaron retrata- dos en su autobiografía Adiós muchachos (1989). En ese volumen, Ramírez testi- monió el anhelo utópico que regía los afanes de quienes, decididos a derrocar la dictadura somocista, se sumaron a las filas del sandinismo: La entrada a las catacumbas nacía de una elección respecto a la vida y a la muerte. Era una mística sin fisuras. Se entraba bajo el juramento de Patria libre o morir con un sentido de tránsito, de provisionalidad respecto a la propia vida, y para eso se re- quería una convicción casi religiosa. El sacrificio hacía posible abrir las puertas del paraíso, pero un paraíso para otros, en la tierra. No se llegaría a divisar, ni de lejos, la tierra prometida. Pero había que vivir como los santos. (Ramírez, 1999: 41-42) Frente a ese periodo de lucha y esperanza, Ramírez enfrenta desde 2021 un nuevo exilio –había sufrido otro anteriormente durante la última dictadura somocista–, en esta ocasión, en España, motivado por una orden de detención firmada por Ortega en septiembre de ese año. Estos hechos están además co- nectados con la novela que ahora será objeto de nuestra atención: «El edicto que ha provocado el nuevo exilio de Ramírez fue precipitado por la publica- ción de la última novela, que narra, en clave de ficción, la sangrienta represión que sufrieron cientos de jóvenes (hubo unos 300 muertos) de la revuelta anti- gubernamental de 2018» (Cruz, 2021). VERBA HISPANICA XXXII • EMILIO J. GALLARDO-SABORIDO 95 Tongolele no sabía bailar (2021) constituye la última entrega de la trilogía prota- gonizada por el policía/detective Dolores Morales. Este conjunto de novelas se puede encuadrar genéricamente en la corriente del neopolicial latinoamerica- no 2 . La serie arranca con El cielo llora por mí (2008), continúa con Ya nadie llora por mí (2017) 3 y concluye –por ahora– con Tongolele no sabía bailar (2021). A medida que las peripecias de Morales y sus adláteres avanzan en la Nicaragua contemporánea, el panorama distópico, vinculado a la corrupción, los abusos y la represión política, va en aumento hasta llegar al paroxismo en la novela final de la trilogía. Nathalie Besse ha condensado esta gradación al aseverar: Si les deux premiers romans dévoilaient un pouvoir qui pro- tège le crime (narcotrafiquants ou magnat violeur) parce qu’il bénéficie grassement de ses accointances avec le malfaiteur, ce troisième volume, imprégné des événements de 2018, fait du pouvoir même le sinistre assassin. (2021 : 3) Este último volumen comienza con un viaje de retorno a Nicaragua de Mo- rales y su compañero Serafín Manzanares, apodado «Rambo», periplo que se convierte en una suerte de descenso a los infiernos 4 . Al igual que hiciera el 2 El interés de Ramírez por el género policial ha sido analizado por Pezzè (2016). De hecho, una novela tan significativa dentro de su producción anterior como es Castigo divino (1988) se enmarca dentro de este género, aunque va más allá del mismo y establece un diálogo críti- co con la historia nacional y las formas de narrarla y analizarla. Uno de los críticos que se ha acercado a ella apunta tres discursos que habrían guiado la producción narrativa de Ramírez entre 1988 y 1999: «1) el discurso literario/los discursos literarios dominantes a nivel lati- noamericano en las tres décadas pasadas, particularmente a partir de la llamada nueva novela hispanoamericana; 2) las tendencias contemporáneas del discurso historiográfico, en especial en el caso de novelas con temas históricos; 3) el discurso político-ideológico después de las guerras y guerras civiles en Centroamérica, después del fin del proyecto revolucionario sandinista y de los cambios globales» (Mackenbach, 2005: 160). Para revisar una lectura de Castigo divino desde la «subversión del policial» (Kozak, 2001: 29-32). 3 Al analizar esta segunda novela, Besse incide en el desengaño ideológico y ético que va a marcar a Dolores Morales en su relación con la deriva del sandinismo, evidenciando, por supuesto, la del propio autor y recalando finalmente en la pintura de la pesadilla distópica que rige la tercera parte de la trilogía: […] Morales pertenece a esa categoría de antiguos sandinistas probablemente nostálgicos de la dimensión ética de la lucha revolucionaria. Pero en una época post-utópica, la ética ya no obedece a valores sacralizados o absolutizados como si a una “ética de convic- ción” que sólo consideraba los principios y certidumbres morales sin preocuparse por sus consecuencias, sucediese una “ética de responsabilidad”, para hablar como Max Weber (183), más empírica, que se preocupa por sus incidencias en el hombre y puede renunciar a una parte de la idealidad (2019: 3). 4 De hecho, la primera parte de la novela se abre con una cita del Inferno de Dante, y el epílogo se encabeza con una cita del Apocalipsis que acaba preguntándose: «¿Quién como la bestia, y quién VERBA HISPANICA XXXII • LA LITERATURA EN ESPAÑOL DEL SIGLO XXI 96 propio Ramírez durante su primer exilio, los protagonistas retornan a su país siendo conscientes de las adversidades que deberán arrostrar motivadas por esta decisión y por la saña con la que el régimen gobernante los enfrentará. Así pues, parten desde Honduras, donde habían sido expulsados al final de Ya nadie llora por mí, y, a partir de ahí, se pinta todo un lienzo destinado a la denuncia de un régimen considerado como sádicamente desquiciado. Para ello, Ramírez recurre a figuras y a hechos que conectan con referentes reales como la pareja gobernante o la brutal represión de las mencionadas protestas de 2018. En lo tocante a la biografía de Morales, Sergio Ramírez se encarga de preci- sarla al comienzo de la novela, conectándola, además, con lo acontecido en las narraciones anteriores. De este modo, el lector queda informado del pasado guerrillero del protagonista, su trabajo para las fuerzas policiales sandinistas y bajo los gobiernos posteriores a su pérdida de poder en la década de 1990, su éxito contra el narcotráfico en 1999 (trama de la novela El cielo llora por mí) o su reconversión en investigador privado. A lo largo de la saga, la construc- ción del personaje subraya el perfil antiheroico, paródico y hasta risible del protagonista, que está en consonancia con una genealogía de investigadores del neopolicial latinoamericano como el Belascoarán Shayne de Taibo II o el Mario Conde de Padura. Basten unas pinceladas en este sentido. Así, sus atributos personales denotan este descreimiento en lo heroico clásico: alcohó- lico, cojo, «algo panzón» y en los lindes continuos de la pobreza. Igualmente, sus correlegionarios están marcados por esta misma rigurosidad: una amante enferma de cáncer (Fanny Toruño), una colaboradora medio espía y medio beata (Sofía Smith) o el espíritu de su colega muerto (Lord Dixon). En fin, la caricatura llega al extremo de ubicar en la segunda entrega sus oficinas en un módulo de un centro comercial que había sido previamente una tienda de ropa infantil. Por no mencionar el propio nombre del personaje: Dolores Morales. Sin embargo, el perfil antiheroico del protagonista no debe llevarnos a enga- ños. Se trata, más allá de todo lo anterior, de una figura digna en sus lealtades y tenacidades, capaz del sacrificio y la constancia en la denuncia de las iniqui- dades políticas y, particularmente en la segunda y tercera partes de la trilogía, del régimen de Ortega y de secuaces como Tongolele 5 hasta límites admirables. podrá luchar contra ella?» (Ramírez, 2021: 333). Este descenso a los infiernos será contrarres- tado por destellos de esperanza, pero, como veremos a continuación, el clima pesimista sobre el poder apabullante de la tiranía preside buena parte del texto. A estos y otros paratextos que anteceden a las distintas partes de la novela también se ha referido Besse (2021: passim). 5 Esta alusión a la actriz y bailarina Yolanda Montes, vinculada a la época de oro del cine mexicano, nos habla de la cercanía de Ramírez con el mundo del celuloide, no solo como VERBA HISPANICA XXXII • EMILIO J. GALLARDO-SABORIDO 97 El potencial distópico-político de la novela se instituye sobre varios temas que modulan el ostinato sobre la tiranía política que implica la narración y que la acercan a la tradición de la novela de dictador: la violencia y la paranoia. Ambos testimonian la falta de escrúpulos y, a la vez, el miedo que la tiranía evidencia en su obsesión por mantener el control gubernamental. En primer lugar, la cruda violencia con la que se somete a la oposición política recorre toda la narración y, con particular demora, se retratan las manifesta- ciones de 2018 y su represión 6 . Ramírez ha denunciado estos hechos también a través del género del relato. Concretamente, en el volumen Ese día cayó en domingo (2022), retoma episodios de esas protestas como el incendio de una vivienda y el asesinato de sus propietarios en el barrio Carlos Marx de Ma- nagua («Amanecer desde una ventana»). En ese cuento Ramírez refiere, con todo lujo de detalles macabros, las torturas a las que es sometido un testigo incómodo de las iniquidades de las fuerzas progubernamentales. Asimismo, el tiroteo de un joven en la ciudad de Masaya aparece evocado a través de la voz de su propia madre en el cuento «El mercado viejo». Ahí, Ramírez establece un paralelismo entre las dictaduras de Somoza y la de Ortega, oportuno para construir su denuncia política a través de una evocación histórica y distópica: Una calamidad como la que se le vino encima a Masaya en esos días nunca antes la habíamos vivido salvo cuando la insurrec- ción para botar a Somoza, que entonces yo era una cipota y no me acuerdo tanto, pero una oye hablar de aquellas carnicerías y la gente ahora repite que es igual, antes andaban las fieras sueltas y ahora también, ¿cuál es la diferencia? Ninguna (Ra- mírez, 2022: 101) 7 . Morin Flores se ha acercado a la representación del poder en Tongolele, y, si- guiendo a Steven Lukes, arguye que Ramírez lo desarrolla desde su plasmación como potestas, lo cual implica una subyugación que, en este caso, es de índole autor de guiones, sino como joven operador de cine a las órdenes de su propio tío, expe- riencia que lo marcó en lo literario: «[…] yo vinculé lo que escribía después a la imagen, a resolver en palabras la imagen, y de allí viene que yo supiera quién era Tongolele, Ninón Sevilla, Rosa Carmina, María Antonieta Pons, las grandes rumberas de las películas de Juan Orol, que era…» (Hernández, 2022: 8). 6 Para una cronología de los hechos de 2018, véase Popol Na, 2023. 7 En Tongolele no sabía bailar también se toman como material creativo y de denuncia epi- sodios concretos de las protestas: «Nous l’avons vu, le contexte est clairement défini, et la fiction accueille et réélabore des faits identifiables (comme l’assassinat d’Álvaro Conrado, l’incendie de la maison où périt toute une famille et l’attaque de l’église)» (Besse, 2021: 19). VERBA HISPANICA XXXII • LA LITERATURA EN ESPAÑOL DEL SIGLO XXI 98 coercitiva y que se materializa en abusos de naturaleza diversa: censura, ame- nazas, torturas, violaciones y asesinatos (Morin Flores, 2022: 285-290). Es más, el propio mecanismo con el que las nunca explícitamente mencionadas altas esferas –pero no por ello no menos evidentemente identificables 8 – se comu- nican con sus subordinados de alto rango, la denominada «caja china», resulta un símbolo afortunado para subrayar la potencia de ese poder tétricamente cuasiomnímodo, al tiempo que insoslayable. En segundo lugar, la paranoia permanente por la obsesión por el control del país se materializa (y ridiculiza) a través de las creencias espirituales de la pareja gubernamental, especialmente de Rosario Murillo. Junto a la represión de la violencia física encarnada por Tongolele, se persigue retener el poder a través de medios esotéricos como los servicios de una adivina que es precisamente la madre de ese personaje, la profesora Zoraida 9 , quien aconseja sobre la instala- ción de los imponentes árboles de la vida, pretendidamente, «un escudo pro- tector contra los ardides del enemigo, porque su campo magnético anula toda fuerza perniciosa y destructiva» (Ramírez, 2021: 51). Frente a ellos, los mani- festantes se alzarán para denunciar el desperdicio de recursos que conllevan. 3 Tongolele no sabía bailar bajo la luz de la antropología política: las aportaciones de F. G. Bailey Para profundizar algo más en la arquitectura de la tiranía y en sus dinámicas internas, de acuerdo con el lineamiento de Ramírez en la obra, puede ser de utilidad recurrir a algunos de los conceptos que ofrece uno de los estudios más influyentes en el ámbito de la antropología política: Stratagems and Spoils (1969), de F. G. Bailey. Se trata de una propuesta vinculada a la teoría del juego no matemático donde se consideraba «la política como un “juego competitivo” con reglas de juego acordadas de antemano e, igualmente importantes, con unos objetivos también convenidos» (Lewellen, 2008: 133). Bailey incidía en 8 Sirva de ejemplo de esto la adaptación de los versos de la cumbia «Daniel se queda», referida en la novela como «El Komandante Zekeda». Frente al original «Aunque te duela, aunque te duela / Daniel, Daniel aquí se queda», Ramírez escribe: «Aunque te duela, aunque te duela / El comandante aquí se queda…» (Ramírez, 2021: 228). 9 Realmente, Tongolele y su madre encarnan sendos modos de controlar la información. Mientras ella es calificada como «sajurina» (Ramírez, 2021: 42), esto es, según el Diccionario de americanismos: «Persona que adivina lo oculto»; él reconoce que su «oficio es saber» (43). De hecho, la propia clasificación de las carpetas que Tongolele archiva con información sobre sus investigados prueba esta obsesión por el control: rojas, «para los casos perdidos»; azules, «para quienes tienen cola y puede ofrecérseles acuerdos de colaboración»; amarillas, «desafectos en potencia»; y, finalmente, verdes, «para los fieles, de todos modos bajo aten - ción porque nadie está exento de pecar» (Ramírez, 2021: 113). VERBA HISPANICA XXXII • EMILIO J. GALLARDO-SABORIDO 99 la importancia de cinco elementos vertebrales para comprender el juego po- lítico: 1) los premios y los valores, 2) el personal o la comunidad política, 3) el liderazgo, 4) la competición en sí y 5) los elementos de control. Para este antropólogo los sistemas políticos estaban integrados por una estructura política y su entorno. La supervivencia de las estructuras estaría determinada por su compatibilidad con el entorno cultural y natural (Bailey, 2001: 10) 10 . Teniendo en cuenta las herramientas que proporciona Bailey, podemos leer la novela de Ramírez como los esfuerzos del Gobierno de Ortega/Murillo por adaptarse al reto que constituye la confrontación que propone el inspector Dolores Morales, pero sobre todo el movimiento reivindicativo de 2018. La novela arranca, precisamente, con un paratexto donde leemos: Esta obra de ficción toma en cuenta los hechos sucedidos a par- tir de abril de 2018 en Nicaragua, cuando una serie de mani- festaciones populares desató una brutal represión estatal. Los personajes, sin embargo, son todos de la invención del autor. Mi tributo a los centenares de jóvenes caídos, y a sus familiares que siguen reclamando justicia (Ramírez, 2021: 7). La Nicaragua del momento representa un entorno que contiene estructuras polí- ticas rivales, por lo que estaríamos ante lo que Bailey denomina un campo político («political field»), concepto que vendría determinado por la ausencia de un con- junto de reglas acatadas por los actores y destinadas a regular los conflictos (2001: 15-16). El Gobierno de Ortega/Murillo opta por la represión ante las tensiones a las que lo someten los cambios en el entorno, algo que implica la ruptura de los valores que están destinados a crear y regular la competición política, y que con- duce a que la competición política acabe tornándose en lucha (Bailey, 2001: 21). Una de las maneras de concebir la degradación del campo político estudiado es contemplar la deriva de la naturaleza del tipo de equipos políticos que entran en juego. Frente a la convicción (y decepción) revolucionaria 11 y democrática 10 Al aplicar las herramientas desarrolladas por Bailey a un contexto de lucha política abierta, atiendo a estas virtualidades indicadas por el propio autor: «Notice that although these con- cepts are developed first for the examination of competitive situations in which there is a broad agreement about the norms which will restrain and direct the contest, they have been useful also in analysing a revolutionary situation. In both cases we look for a structure and its environment, which will, in the second case, contain a rival political structure; in both cases we need to distinguish normative from pragmatic rules, and we have to look particu- larly at the latter if we are investigating a revolutionary situation» (2001: 224). 11 En este sentido, Morales se pregunta al recordársele su pasado guerrillero: «–¿Y de qué sirvió? –el inspector Morales hablaba con toda calma–. Nos pusimos a montar entre todos un muñeco parecido a Buzz, el astronauta que grita ¡al infinito y más allá!, y vea lo que salió: VERBA HISPANICA XXXII • LA LITERATURA EN ESPAÑOL DEL SIGLO XXI 100 de Morales o de sus colegas, que los llevaría a integrar un equipo moral («groups united around an ideal or morally committed to a leader»), estarían distintos esbirros que sostienen a la tiranía, y que serían equipos de contrato («mercenary groups where the follower makes a contract to support the leader in return for some favour or service», Bailey, 2001: 28) 12 . Una corrupción aguda azota las filas gubernamentales. Este hecho queda remarcado por la pareja Tongolele/ Fabiola Miranda, comerciante y amante del primero, a quien favorece ilícita- mente para que los negocios comunes florezcan. Asimismo, es especialmente significativo de esta degradación moral en favor de los meros intereses econó- micos el caso de Yasica Benavides, alias la Chaparra, una las subordinadas di- rectas de Tongolele y actriz principal de su caída junto con la mano derecha del mismo: Pedrón. Ambos consumarán una traición motivada por las aspiraciones de un competidor de Tongolele (Arquímedes Manzano) con el fin de ocupar su cargo. El simbolismo de la Chaparra es más amargo, ya que en un principio se nos presenta como una acendrada colaboradora del sandinismo, filiación po- lítica que queda reforzada por una probada genética revolucionaria: Es hija de una pareja de colaboradores históricos de la guerri- lla sandinista, su padre lanzado al vacío desde un helicópte- ro militar sobre las espesuras del cerro del Diablo y tenía un hermano muerto en combate en la Operación Danto contra los campamentos de la contra en Honduras en 1988 (Ramírez, 2021: 111-112). Sin embargo, sus ansias por medrar en el escalafón militar, por –irónicamen- te– obtener la medalla a la fidelidad en el servicio a la patria y a la revolución y sus intereses económicos la acaban convirtiendo en una pieza más del en- granaje corrupto e inicuo que se nos presenta como puntal del poder político. Chucky, el muñeco diabólico» (Ramírez, 2021: 96-97). 12 Besse también ha evidenciado esta degradación moral de varios antagonistas: «Caupolicán [El cielo llora por mí] y Tongolele son representativos de aquellos guerrilleros cuya lealtad a la ideología y después al poder revolucionario se convirtió en lealtad al poder a secas» (2019: 3). En el caso particular de Tongolele, esta podredumbre moral encuentra un correlato físico en las enfermedades cutáneas que simbólicamente le afectan: «Es su martirio haberse quedado con aquel virulento acné juvenil para toda la vida, la cara alfombrada de cicatrices rosáceas que bien hubiera querido arrancarse como si fuera una máscara para encontrar debajo otra, de piel tan tersa como las de los anuncios de cremas faciales de las revistas de belleza» (Ramírez, 2021: 37). Por último, otra característica que redondea el perfil siniestro del personaje proviene de su conexión nominal con una genealogía estigmatizada: «–Qué casualidad más grande que su nombre de pila sea Anastasio, comisionado –dice Pedrón–; como Somoza el viejo. –Y como el hijo, al que vos le llevabas serenata, y como el hijo del hijo, que ya no pudo ser dictador –responde Tongolele–» (Ramírez, 2021: 41). VERBA HISPANICA XXXII • EMILIO J. GALLARDO-SABORIDO 101 Bailey denomina núcleo («core») a quienes apoyan a los líderes por causas mo- rales, mientras que llama partidarios («following») al grupo que lo hace por intereses transaccionales, y arguye que la ausencia de los primeros implica que los líderes «must spend much of their time and energy in keeping the fabric in repair» (2001: 45). En este sentido, la caída en desgracia de Zoraida se puede leer desde esta óptica de «reparación» del sistema, ya que, sus indicaciones esotéricas acaban contraviniendo los deseos del correlato de Murillo, hecho que coincide con las manifestaciones cívicas contra los árboles de la vida, de lo que se la acaba culpando: «–Más allá de sesenta y nueve árboles sembrados, se empieza a crear el efecto contrario, y se entra en la fase de daño por acción magnética reversa. […] –Es lo que me reclama en el mensaje de la caja china, que yo induje la conjunción de los elementos adversos» (Ramírez, 2021: 87). Bailey reconoce el matiz peyorativo que la palabra facción («faction») posee 13 . No obstante, en el caso de Ortega/Murillo la facción no es una simple estructura segmentaria, sino que incorpora complejidades burocráticas propias de un Estado y dinámicas de interdependencias y colisiones entre distintos grupos de sostene- dores del mismo, si bien queda claro que la cúspide de la pirámide se sitúa más allá de estos cruces de intereses que suceden a media y a pequeña escala. En cualquier caso, el sistema está diseñado para evitar la pérdida del poder a través de un cambio radical 14 como el que está planteando la colisión con los protestantes o, al menos, una parte de ellos 15 . En ese sentido, el ultraje y la deshumanización del contrario entran dentro de los mecanismos clásicos para invalidar las posiciones políticas antagonistas. Así se dirige el comandante 13 Se refiere así a las características que identifican a un grupo político como una facción: «firstly the members do not cooperate because they have a common ideology which their co-operation will serve; secondly they are recruited by a leader with whom they have a transactional relationship. The members of a faction do have a shared ideology, insofar as they would all subscribe to the political variant of the saying, “Business is business”. […] The point of unity, if that is the appropriate word, is the leader, the man with whom they each separately have their own transaction. The leader of a group of hirelings defines the group: without him there could be no group. […] Every faction has a leader, whether it be one man or a clique (core) of several men, each with their own followers» (Bailey, 2001: 52). 14 Al hablar de los distintos tipos de cambio, Bailey precisa: «In radical change […] the norma- tive rules which give shape to the system have been abandoned in favour of a different set of normative rules» (2001: 197). 15 Revísese, por ejemplo, la vibrante intervención que el dirigente estudiantil Lesther Alemán hizo frente a Ortega y a Murillo en la mesa de diálogo auspiciada por la Iglesia católica, celebrada en 2018 (https://www.youtube.com/watch?v=9NXcz-ItgWI). VERBA HISPANICA XXXII • LA LITERATURA EN ESPAÑOL DEL SIGLO XXI 102 Leónidas 16 a sus lacayos antes de encabezar la operación Abate para acabar con los manifestantes: nosotros vamos a aplicar hoy día el plaguicida Abate en todo el país; aquí empezamos con Managua, pero apenas se vayan us- tedes a cumplir su misión, vienen los contingentes destinados a las otras ciudades donde tenemos que combatir también las alimañas que han salido de sus madrigueras, ratas, y también culebras, arañas, alacranes, chinches, piojos, pulgas, zancudos, cucarachas, garrapatas, jejenes (Ramírez, 2021: 184). Por último, si bien no podemos simplificar la estructura sobre la que se sustenta todo un régimen gubernamental como el de Ortega y Murillo afirmando que solo entran en juego intereses transaccionales, estos sí quedan especialmente fo- calizados a la hora de analizar la labor de buena parte de los antagonistas que se nos presentan durante la trama. Seguramente, se conciertan en otros casos inte- reses de tipo moral, pero el inspector Morales encierra en una sentencia la con- dena de todo el sistema político que rige Nicaragua: «El fanatismo a muerte y el oportunismo a muerte son dos enfermedades gemelas» (Ramírez, 2021: 166). 4 Conclusiones Sergio Ramírez consigue con Tongolele no sabía bailar modular de nuevo el pensamiento distópico latinoamericano, poniendo en el centro de su apuesta la denuncia precisamente del devenir de uno de los motores del capital sim- bólico de la utopía en esa región en las últimas décadas del XX: la Revolución Sandinista. En un movimiento que se repite machaconamente en la historia de las revoluciones, Saturno acaba devorando a sus hijos, esto es, el entusias- mo juvenil y la justicia de una revolución libertadora quedan sojuzgados bajo las botas de una nueva tiranía que, para colmo de males, se ha apropiado de esos símbolos revolucionarios como instrumentos con las que continuar per- petuándose en el poder. Tristemente, Ramírez constata la capacidad de la estructura política hegemó- nica para amoldarse a los retos que el entorno le plantea, ya sea reprimiendo violentamente las propuestas políticas alternativas, ya sea reemplazando los engranajes que considera problemáticos dentro de sus propias filas: así, al final 16 Sarcásticamente, se trata de un traidor de la Revolución Sandinista que en esos momentos vuelve a disfrutar del favor del Gobierno o, en sus propias palabras: «—Fui contra, es cierto. Pero un contra a favor, para corregir el rumbo de la revolución» (Ramírez, 2021: 149). VERBA HISPANICA XXXII • EMILIO J. GALLARDO-SABORIDO 103 de la novela, los dos símbolos de los temas antes señalados (la violencia y la paranoia), herramientas encaminadas a mantener el control, son fácilmente sustituidos por otras piezas que cumplan funciones idénticas: Tongolele lo es por Manzano y Zoraida, por el profesor Kaibil, nuevo consejero espiritual/ esotérico, y quien ya traza un plan para instalar «una red de antenas celestes, que absorban las ondas del éter y las transformen en energía protectora» (Ra- mírez, 2021: 320). En fin, Ramírez continúa encarnando con la trilogía de Dolores Morales el ideal del intelectual comprometido con su entorno geográfico y su tiempo histórico, y gracias a Tongolele no sabía bailar señala sin vacilar las formas nuevas de un viejo tópico: el del dictador, el del caudillo latinoamericano. Bibliografía  Bailey, F. G. (2001): Stratagems and Spoils. A Social Anthropology of Politics. Oxford: Westview Press. Bazterrica, A. (2023): Las indignas. 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La distopía cotidiana: crítica política y literatura neopolicial en Sergio Ramírez Palabras clave: distopía, literatura neopolicial latinoamericana, Nicaragua, novela de dictador, Sergio Ramírez La modernidad en Hispanoamérica se puede leer a partir de la tensión entre los discursos utópicos y distópicos. Este artículo arranca con un breve recorrido por algunas de las contribuciones que signaron y signan, en este sentido, los siglos XX y XXI latinoamericanos. A partir de ahí se centra en la novela del escritor nicaragüense Sergio Ramírez titulada Tongolele no sabía bailar (2021) y VERBA HISPANICA XXXII • EMILIO J. GALLARDO-SABORIDO 105 la inserta dentro de la tradición distópica hispanoamericana, al tiempo que la encuadra en el seno de la literatura neopolicial producida en español a partir de las últimas décadas de la pasada centuria. Esta novela constituye la tercera entrega de la trilogía encabezada por el policía/inspector Dolores Morales y en ella se retratan las manifestaciones que agitaron Nicaragua en 2018 y se denun- cia su represión por el Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo. De este modo, se analiza el tema central de la tiranía a través de la revisión del trata- miento de la violencia y la paranoia como elementos que sirven para sostener al poder político hegemónico. Para ello, se recurre a herramientas conceptuales provenientes de la antropología política, particularmente, a los hallazgos de F. G. Bailey en Stratagems and Spoils (1969). Finalmente, se concluye constatando la capacidad del régimen gobernante de perpetuarse en el poder. The everyday dystopia: Political criticism and neo-crime literature in Sergio Ramírez Keywords: dystopia, dictator novel, Latin American neo-crime fiction, Nicaragua, Sergio Ramírez In Latin America, modernity can be read in the tension between utopian and dystopian discourses. This paper begins with a brief overview of some of the works that in this sense marked or mark the 20 th and 21 st centuries in Latin America. From there, it focuses on the novel Tongolele no sabía bailar (2021) by the Nicaraguan writer Sergio Ramírez, placing it within the Latin American dystopian tradition and framing it within the neo-crime literature produced in Spanish since the final decades of the 20 th century. The novel is the third part of a trilogy headed by police inspector/private investigator Dolores Morales, and portrays the demonstrations that shook Nicaragua in 2018, denouncing their repression by the government of Daniel Ortega and Rosario Murillo. The central theme of tyranny is analyzed with a focus on how violence and paranoia serve to sustain hegemonic political power. To do this, conceptual tools from political anthropology are used, particularly the findings of F. G. Bailey in Stratagems and Spoils (1969). Finally, it concludes by confirming the capacity of the ruling regime to remain in power. VERBA HISPANICA XXXII • LA LITERATURA EN ESPAÑOL DEL SIGLO XXI 106 Vsakdanja distopija: politična kritika in neokriminalni roman Sergia Ramíreza Ključne besede: distopija, latinskoameriški neokriminalni roman, Nikaragva, diktatorski roman, Sergio Ramírez Modernost v Latinski Ameriki lahko beremo v luči napetosti med utopični- mi in distopičnimi diskurzi. V prispevku najprej obravnavamo nekatera dela, ki so v tem smislu v Latinski Ameriki zaznamovala in še zaznamujejo 20. in 21. stoletje. Nato se osredotočimo na roman nikaragovskega pisatelja Sergia Ramíreza Tongolele no sabía bailar (2021), ki ga umestimo v latinskoameriško distopično tradicijo, obenem pa tudi v tradicijo neokriminalnega romana v španskem jeziku zadnjih desetletij prejšnjega stoletja. Ta roman je tretji del trilogije, katere osrednji lik je policist/zasebni detektiv Dolores Morales, opi- suje pa demonstracije, ki so leta 2018 pretresle Nikaragvo, ter obsoja represijo vlade Daniela Ortege in Rosario Murillo, ki sta jo izvajala nad demonstranti. Osrednja tema romana, tiranija, je tako analizirana kot revizija obravnave na- silja in paranoje kot elementov, ki služita ohranjanju hegemonistične politične moči. V ta namen smo uporabili konceptualna orodja politične antropologije, zlasti ugotovitve F. G. Baileyja v delu Stratagems and Spoils (1969). V zaključku ugotovimo, da je vladajoči režim sposoben ostati na oblasti. Emilio J. Gallardo-Saborido Emilio J. Gallardo-Saborido es científico titular en la Escuela de Estudios His- pano-Americanos/Instituto de Historia, CSIC. Es investigador principal del proyecto “Escritores latinoamericanos en los países socialistas europeos duran- te la Guerra Fría” (PID2020-113994GB-I00 / AEI / 10.13039/501100011033), uno de los coordinadores del Grupo Especial CLACSO/CIBAM “América Latina y los Balcanes: vínculos culturales y sociales”, y responsable del grupo de investigación del CSIC “Estudios sobre poder y cultura en América” (ÉPo- CA). Junto a Juan Pro y Hugo García, ha publicado Utopías hispanas. Historia y antología (2022). Dirección: Escuela de Estudios Hispano-Americanos C/ Alfonso XII, 16 41002 Sevilla España Dirección electrónica: emilio.gallardo@csic.es