Jacinto Gonzalez Cobas Universidad Autonoma de Madrid / Instituto de Investigacion Rafael Lapesa (RAE) CAUSAS DEL CAMBIO DE PARRAFO. ESTUDIO DE UN TEXTO NARRATIVO1 Palabras clave: cambio de parrafo, competencia textual, Estoria de Espana 1. Introduccion El estudio del parrafo no ha despertado, por lo general, mucha curiosidad entre los lingüistas. Buscar las causas de este hecho no es tarea facil, pero la falta de atencion pres-tada hasta hace no mucho tiempo a las unidades que rebasan los limites oracionales, asi como la dificultad que entrana su analisis, han sido, sin duda alguna, dos factores clave para que se haya producido tal situacion. Es cierto, no obstante, que en los ultimos anos ha aumentado el numero de inves-tigadores atraidos por este asunto, y ello ha hecho posible esclarecer aspectos hasta el momento inmersos en una absoluta opacidad.2 Aun son muchas, sin embargo, las incognitas por despejar, y esta es la razon de que el presente trabajo nazca con la de-cidida vocacion de contribuir, en la medida de lo posible, a resolver algunos de los interrogantes suscitados. Para lograr este objetivo, es necesario delimitar de manera precisa, logicamente, las lindes de la investigacion, lo cual obliga a quien se enfrenta a estas tareas a tomar algunas decisiones. La mia ha sido la de explorar los motivos que llevan a los hablantes a cambiar de parrafo, y lo he hecho utilizando como corpus de datos una narracion (la Estoria de Espana de Alfonso X3), especialmente atractiva por pertenecer a una epoca en que la escritura se presentaba de manera compacta, es decir, sin segmentacion alguna. Esto, lejos de constituir un problema, es en mi opinion una gran ventaja, en el sentido de que un analisis exhaustivo de esta obra no solo permite descubrir los factores que desencadenan el paso de un paragrafo a otro (que al fin y al cabo es mi objetivo principal), sino que demuestra que las diversas ideas de un texto se agrupan en torno a unidades de informacion distintas, y que esta circuns-tancia tiene lugar en los textos de todas las epocas, independientemente de que dichas unidades esten o no delimitadas por medio de los recursos actuales de marcacion (punto y aparte, sangrado de linea y primera letra mayuscula). Precisamente por ello las conclusiones alcanzadas en este trabajo no son validas unicamente para la Estoria Agradezco la generosidad de Ana Serradilla y Santiago U. Sanchez por leer, revisar y hacerme interesantes su-gerencias a proposito de este articulo. Tambien quisiera senalar que este trabajo se enmarca en dos proyectos de investigacion (FFI2009-10817 y FFI2009-12191), financiados por el Ministerio de Educacion y dirigidos por Ines Fernandez-Ordonez y Elena de Miguel respectivamente. Consultese, entre otros, Laufer (1985), Arabyan (1994), Elvira (1997), Nunez Ladeveze (1997), Perez Julia (1999), Gonzalez Cobas (2004), Jimenez Arias (2007) y Sorokina (2008). Se trata de la edicion de Menendez Pidal (1977): Primera Cronica General de Espana. Madrid: Gredos, 2 vols. 3 de Espana u otras narraciones antiguas, sino tambien para las de hoy, en especial si se trata de historiografias. 2. Dividir un texto en parrafos: una competencia de los hablantes Segmentar un texto formalmente continuo puede parecer un hecho arbitrario y de-pendiente sobre todo de aspectos subjetivos. Si asi fuera, se restaria peso a los datos que se presentan en estas paginas y quedaria invalidada toda hipotesis que pudiera formularse a partir de los mismos. Tal situacion tendria lugar si el parrafo no constituyese una ver-dadera unidad lingüistica y sus limites estuviesen sujetos exclusivamente a la eleccion del emisor, pero estudios realizados desde perspectivas harto diversas excluyen tal posi-bilidad4. En estas paginas voy a referirme en principio a tres de esas investigaciones, por el interes que cobran respecto del objetivo que me he fijado. Se trata de los trabajos de Koen, Becker y Young (1969), Bond y Hayes (1984) y Dubois y Visser (1985), en donde se explican los resultados de ciertos experimentos realizados para comprobar el nivel de acuerdo existente entre los hablantes, acerca de la division en parrafos de los textos. En terminos mas concretos, los tres primeros pidieron a un grupo de personas que segmentaran en paragrafos un escrito presentado de manera compacta, y los resultados mostraron que el porcentaje de acuerdo ascendia al 80%. Segun estos autores, la causa de una coincidencia tan significativa reside en el hecho de que el parrafo posee un correlato cognitivo, lo cual acarrea al respecto un comportamiento bastante homogeneo por parte de los hablantes. Es cierto que no se alcanza el 100% y que ello puede hacer dudar de la fiabilidad de las conclusiones alcanzadas por Koen, Becker y Young, pero tambien lo es que un 80% es una cifra demasiado significativa para ser fruto de la casualidad. Ademas, anos mas tarde tanto Bond y Hayes (1984) como Dubois y Visser (1985) repitieron esa prueba y obtuvieron resultados similares, lo cual hace pensar en la plausibilidad de la tesis formulada por los tres primeros investigadores, a proposito de los datos obtenidos a partir del aludido experimento.5 En cualquier caso, el hecho de no existir una coincidencia total entre los hablantes no invalida, como decia, la hipotesis de que el paragrafo tiene una contrapartida psicologica, sino que mas bien ayuda a comprender las dificultades a que se enfrentan quienes abordan el estudio de los parrafos, pues se trata de unidades textuales con fronteras a veces difusas y en cuya delimitacion cobran cierta importancia los factores de indole estilistica. Por otro lado, incluso intuitivamente el hablante percibe que los textos narrativos son discontinuos, al constatar que a lo largo de los mismos se producen irrupciones de nuevos personajes o cambios en el marco cronologico o espacial en que se desarrolla la accion, lo cual permite precisamente que se produzca la necesaria progresion informativa. De hecho, estos cambios constituyen rupturas en la continuidad de la coherencia, fundamen- 4 Vease, ademas de Koen, Becker y Young (1969), Bond y Hayes (1984) y Dubois y Visser (1985), la informacion recogida en Elvira (1997) y Gonzalez Cobas (2004). 5 En paginas posteriores se presentan tambien datos correspondientes a un estudio de Mounier (1996) que, a pesar haber sido recogidos con diferente objetivo, confirman igualmente estos supuestos. talmente en las narraciones, en que los acontecimientos relatados se hallan ligados a un lugar, tiempo y a uno o varios personajes. Es mas, en el caso especifico de las historiogra-fias, y tal y como indica Chausserie-Lapree (1969), esos tres aspectos son fundamentales no solo desde un punto de vista informativo, sino como elementos vertebradores que contribuyen a disenar un texto coherente. De todas formas, no solo el instinto o el sentido comun hacen creer en el caracter dis-continuo del discurso, sino que existe un nutrido inventario de argumentos que lo corro-bora y que incluye cuestiones relacionadas con la memorizacion, la velocidad de lectura o la verbalizacion. Centrandonos en la primera de ellas, conviene tener presente que en los clasicos trabajos de Binet y Henri (1894) y de Bartlett (1932), asi como en otros que han seguido su estela, como los de Black y Bower (1979) y Ehrlich (1994), se senala que la tarea de recordar informacion no se lleva a cabo homogeneamente, sino que, tras un proceso de lectura, el hablante memoriza algunas ideas mejor que otras, lo cual implica un claro proceso de seleccion y jerarquizacion. La causa de este hecho hay que buscarla en que la informacion se transmite a traves de diferentes unidades textuales, que dejan traslucir un mayor o menor grado de importancia respecto del objetivo comunicativo perseguido por el emisor. Esta claro que aquellas unidades cuyo contenido es mas relevante para el devenir de la narracion son mejor recordadas que aquellas que en principio no lo son, y esto me interesa especialmente, porque demuestra la heterogeneidad de las unidades narrativas en terminos informativos, lo cual equivale a admitir la existencia de pasajes en que se rompe la continuidad de la coherencia establecida en el parrafo inme-diatamente anterior. En lo atinente a la velocidad de lectura, existen significativas investigaciones (Ha-berlandt, Berian y Sandson, 1980; Passerault y Chesnet, 1991), en que se pone de mani-fiesto que aquella no se lleva a cabo de manera uniforme. Concretamente se subraya que la velocidad de lectura disminuye bastante cuando el receptor se aproxima a los limites de parrafo, debido a que este ha de construir un esquema por cada uno de los parrafos que tiene que procesar (Haberlandt, Berian y Sandson, 1980), lo cual redunda en la tesis de la discontinuidad narrativa. En cuanto a la verbalizacion, son muy interesantes las conclusiones a las que llega Chafe (1980). El lingüista norteamericano pone de manifiesto que en las narraciones orales se producen pausas y titubeos de diferente duracion, consecuencia de organizar los datos que se desea comunicar al receptor en bloques informativos distintos. Un cotejo de estos relatos orales con textos escritos le lleva a afirmar que, independientemente del canal utilizado en el proceso de transmision informativa, la agrupacion de ideas afines en una misma unidad discursiva es un hecho fuera de toda duda. La constatacion de que el discurso narrativo es, en palabras de Elvira (1997), un discurso fragmentado, arranca desde antiguo. Solo asi puede entenderse que uno de los muchos usos que se hace de los signos paleograficos en los manuscritos medievales sea delimitar formalmente los parrafos de esos textos, en un momento en que la escritura presentaba una disposicion continua. Asi sucede con el pie de mosca6 en la Estoria de El pie de mosca es un calderon de forma redondeada. 6 Espana,7 lo cual es un indicio claro de que en las narraciones se producen cambios tema-ticos y de que la necesidad de hacerlos explicitos de una u otra manera no es en absoluto reciente. Todas las cuestiones planteadas hasta el momento me interesan para demostrar que, aunque sea cierto que un aspecto como el estilo puede condicionar en alguna medida la division en parrafos de un escrito, hay coincidencias fundamentales entre los hablantes que se enfrentan a esa tarea; es logico que sea asi, pues las narraciones (que son las que me interesan en este momento) son claramente discontinuas y los hablantes somos plenamente competentes para segmentar en parrafos un texto, tal y como han puesto de manifiesto Van Dijk (1983) y Garcia Berrio y Albadalejo (1983). El primero afirma que los usuarios de la lengua no solo tienen la capacidad de producir e interpretar un numero infinito de discursos, sino tambien de producir y reconocer los parrafos como partes integrantes de dichos discursos. Por su parte, Garcia Berrio y Albadalejo (1983: 165) se situan en una linea semejante, al declarar: «Los hablantes de una lengua poseen la capacidad necesaria para reconocer unos fragmentos de discurso como paragrafos y otros como diferentes de los paragrafos; tambien son capaces los hablantes de una lengua de producir fragmentos de texto con caracter de paragrafo, los cuales son elementos composicionales de los textos que dichos hablantes producen». En definitiva: como hablantes emitimos e interpretamos textos cuyas unidades cons-titutivas hacen posible, justamente, su existencia, y por eso no es descabellado dividir un texto compacto en parrafos, puesto que somos competentes para hacerlo, aun cuando hay ciertos pasajes en que la segmentacion no es tan clara como en otros. Por ello a veces se producen discrepancias al respecto. 3. ^Como dividimos un texto en parrafos? Consideraciones generales Presentados estos datos, y demostrada la discontinuidad de los textos narrativos, queda por abordar un aspecto, a mi juicio, basico: ^como dividirlos?; ^que parametros seguir para hacerlo? Contestar a estas preguntas es harto dificil y por ello las respuestas no siempre han sido lo satisfactorias que desearia cualquier investigador. No obstante, y a pesar de las dificultades, tanto en los manuales escolares como en los libros dedicados a mejorar la redaccion8 se ha hecho el esfuerzo de abordar este asunto, intentando ofrecer recetas y formulas para segmentar adecuadamente los textos. Se garantiza, si se cumple esto ultimo, la plena comprension de los mismos, pues no hay duda de que la presentacion de un escrito (y la division en parrafos es un asunto que afecta tambien a la presentacion) ayuda sobremanera a que la transmision de su contenido se lleve a cabo con exito.9 Para recabar este dato he consultado la version regia de la Estoria de Espana, que se encuentra registrada en la Biblioteca de El Escorial bajo las signaturas Y-I-2 (que corresponde a la primera parte) y X-I-4 (que corresponde a la segunda). El manuscrito regio es el editado por Menendez Pidal. Vease, entre otros, Cassany (2002), Reyes (2003) y Sanchez Lobato (2006). La importancia de la presentacion de los textos en los procesos de descodificacion e interpretacion ha sido anali-zada por North y Jenkins (1951), Frase (1969), Wright (1977a y b) y Barnard, Wright y Wilcox (1978). La complejidad de estas cuestiones ha llevado a algunos autores a acudir al ambito de la experimentacion para obtener nuevos datos al respecto, tal y como ha hecho, por ejemplo, Mounier (1996). Esta lingüista francesa pidio a un grupo de personas que expli-caran las razones que les habian impulsado a segmentar en parrafos un texto con escritura continua, una vez que se habian decantado por una estructuracion determinada, asi como los factores que bloqueaban el cambio de paragrafo. El escrito en cuestion no era de orden narrativo, sino expositivo-argumentativo (no conozco otro estudio similar realizado con relatos), pero las conclusiones tienen enorme interes, por ser extrapolables, en gran medida, a las narraciones. Los resultados fueron los siguientes: Factores que determinan el cambio de parrafo 1. Cambio de tema. 2. Retorno a un asunto abandonado momentaneamente. 3. Variaciones en las estructuras oracionales (de oraciones enunciativas a interrogativas, de interrogativas a enunciativas, etc.). 4. Constituir la introduccion o conclusion de un texto determinado. 5. Deseo de destacar una idea sobre las demas mediante las marcas de nuevo parrafo (punto y aparte, sangrado y primera letra mayuscula). 6. El contenido de un pasaje de texto es relevante para todo el discurso y no solamente para el parrafo que le precede. Por el contrario, los hablantes explicaron que los siguientes aspectos son significativos, pero por no provocar el cambio de parrafo: a) Oraciones contiguas que abordan un mismo tema. b) Oraciones engarzadas mediante anafora pronominal o por medio de demostrativos. c) Uso de un mismo tipo oracional (interrogativo, enunciativo, etc.), de manera que no se separan, por ejemplo, dos oraciones seguidas interrogativas. d) Oraciones con identica funcion textual y que forman parte de una misma introduccion, conclusion, etc. e) Oraciones relacionadas, en terminos tematicos, con el grupo de oraciones precedente o con el que las sigue. Por ultimo, los hablantes dudan si cambiar o no de parrafo en estas situaciones: • El paragrafo consta unicamente de una oracion. • El parrafo resultante de la segmentacion es demasiado largo. • El individuo no entiende bien el significado de una oracion o de un grupo de oraciones. Todos los datos recogidos por Mounier hacen patente un hecho fundamental: los cambios que se producen a lo largo de un escrito respecto de la coherencia global del tex-to provocan el paso de un paragrafo a otro, y en ser percibidas esas modificaciones por los hablantes como rupturas significativas respecto de la unidad textual anterior desempenan un papel importante tanto las formas de codificacion lingüistica como la longitud. Sobre el primero de estos factores, parece que los participantes en la prueba conce-den gran importancia al hecho de que haya cambios en la estructura superficial y por eso consideran, por ejemplo, que el paso de oraciones enunciativas a interrogativas y vice-cersa es un aspecto que debe ser tenido en cuenta. Esto, aplicado a los textos narrativos, podrla suponer, por citar un caso concreto, que cambios de tiempo verbal (de preterlto perfecto simple a preterito imperfecto o presente de indicativo) podrlan implicar cambios de parrafo, por llevar asociados, a su vez, el paso de la narracion a la descripcion, de la narracion al estilo directo, etc. Sea como fuere, se trata de autenticas senates lingülsticas (que no tipograficas) del cambio de parrafo, que los hablantes aciertan a interpretar desde el momento en que detectan las rupturas que se producen en esas secuencias. En cuanto al tamano de los paragrafos, es un asunto diflcil de tratar objetivamente. Me refiero al hecho de que no parecen muy razonables afirmaciones como las de Werlich (1976, apud Olivares, 1982), para quien es posible clasificar los parrafos segun su longitud, siguiendo un criterio muy arbitrario. Segun el citado autor, son cartas aquellos paragrafos de hasta seis llneas en la pagina (tamano octavo, tipo del nueve); medias, los que no doblan la longitud del parrafo mas corto del texto; y largos, aquellos que al menos triplican la longitud del mas corto. Mas sentido tiene, en mi opinion, la clasificacion de los tagmemicistas, que, como explica Olivares (1982), distinguen entre parrafos simples (cuando estan formados por una sola oracion) y camplejas (si estan constituidos de dos o mas oraciones), puesto que al menos se trata de una tipologla descriptiva que no parte de principios subjetivos presentados como si fueran objetivos, tal y como hace Werlich. Creo firmemente, en cualquier caso, que los hablantes poseen un conocimiento intui-tivo acerca del tamano ideal de los parrafos, y por eso revisan aquellos textos de cuya seg-mentacion han resultado paragrafos que ellos consideran excesivamente largos o cortos. El problema esta en determinar los llmites de uno y otro pero, tal y como explica Mounier, los participantes en la prueba que ella diseno revisaron con minuciosidad aquellos para-grafos que escapaban a ese tamano ideal anclado en la conciencia de los hablantes, para comprobar si se hablan equivocado o no y buscar una segmentacion alternativa. Sea como fuere, los datos presentados muestran que, si bien hay pasajes en los textos que no suscitan ninguna duda entre los hablantes para introducir cambios de parrafo, otros presentan mayores dificultades de segmentacion y es diflcil establecer en ellos si la ruptura en la continuidad de la coherencia es lo suficientemente significativa para provo-car el paso a una nueva unidad textual. En estas paginas presento unicamente los factores que causan con seguridad el cambio de paragrafo en la Estaria de Espana. 4. Metodologi'a Expuestas algunas cuestiones basicas acerca de la division en parrafos de los textos, comentare el modo de proceder que he seguido en mi investigacion y que me ha permiti-do reunir los datos que presento a partir de ahora. Basandome en mi competencia como hablante para reconocer los paragrafos de un escrito (a la que ya me he referido), aun cuando este presenta una disposicion compacta y ha sido escrito por otras personas, he segmentado en parrafos una parte amplia de la Estaria de Espana de Alfonso X10 y he He utilizado como corpus desde el prologo de la primera parte hasta el capitulo 106 («De cuemo Julio Cesar uino a Alexandria la de Egipto, et mato al rey que descabe9ara a Ponpeyo, et dio la tierra a la reyna Cleopatra»), y desde el comienzo de la segunda parte hasta el capitulo 698 («El capitulo de como Alman9or ueno con grand poder a Castiella, et de lo que dixieron sant Pelayo, el monge, et sant Millan al conde Fernand Gon9alez»). 10 analizado las causas que me han impulsado a hacerlo, con el objetivo de averiguar cuales son los elementos de ruptura respecto de la unidad textual anterior. Asimismo, quiero llamar la atencion nuevamente sobre el hecho de que, por ser la Estoria de Espana una historiografia, las conclusiones a que se llega en este estudio son extrapolables sobre todo a las obras que pertenecen a este subgenero. 5. Factores causantes del cambio de parrafo en la Estoria de Espana de Alfonso X Son siete los factores que provocan el paso de un paragrafo a otro en el texto examinado:11 5.1. Cambio de foco narrativo 5.2. Cambio por sucesion temporal 5.3. Cambio de personaje 5.4. Comentarios del narrador 5.5. Vuelta a la narracion, abandonada momentaneamente por causas diversas 5.6. Nuevo(s) personaje(s) 5.7. Version alternativa 5.1 Cambio de foco narrativo Incluyo bajo esta etiqueta aspectos que a priori pueden parecer un tanto heterogeneos, pero que comparten un aspecto fundamental: suponen un alejamiento tematico respecto de la materia tratada en el parrafo inmediatamente anterior. Tienen cabida aqui, por tanto, lo que he catalogado como cambios de asunto, excursos de variado tipo, cambios de peripe-cia de un personaje o grupo de personajes, conversiones de elementos del comentario en topicos del parrafo siguiente, asi como desviaciones del hilo principal de la narracion. Sobre los cambios de asunto, obedecen al deseo y necesidad del narrador de tratar nuevos temas, que completen la informacion aportada hasta el momento. Los ejemplos que siguen son suficientemente representativos:12 1. [...] Et Achillas fizo lo assi, et ardio una grand parte de la uilla que lo non pudieron amatar. Et cuenta en este logar la estoria de Paulo Orosio que seyen alli en unos palacios bien quaraenta mil libros condensados en que fueran ayuntadas todas las gestas et todos los buenos fechos de los reyes de Egypto [...] (83b: 35-41). 2. [...] mas al^aron otro que auie nombre Seuero, que era muy poderoso otrossi. E por uengar a Helio Pertinax, et por ganar ell el sennorio, lidio con aquel Juliano, et matolo. E sabet Por razones metodologicas, voy a referirme a todos ellos de forma aislada, si bien es muy frecuente que el cambio de parrafo obedezca a la interaccion de dos o mas factores. El nuevo parrafo, es decir, el que introduce el elemento de cambio en cuestion esta escrito en cursiva; el que le precede, en redondilla. Utilizo estos mecanismos tipograficos de diferenciacion de aqui en adelante. Por otra parte, el hecho de que la unidad lingüistica en que me centro en esta investigacion sea el parrafo determina que los ejemplos incluidos en ella sean mas largos de lo habitual. Ello me ha obligado a recortar, siempre que ha sido posible, los pasajes que ilustran justamente los cambios de paragrafo. En cualquier caso, se indica entre paren- tesis la localizacion exacta de estas partes de la Estoria de Espana por si se desea una mayor contextualizacion. 11 que en tiempo deste emperador Helio Pertinax, lo uno por la su grand bondat, lo otro porque regno poco, no fallamos que fuessey martiriado ningun martir (157b: 4-12). Tambien es muy frecuente la introduccion de excursos que responden a exigencias muy concretas, como caracterizar psicologicamente a un personaje: 3. Luego que Adriano fue muerto, finco por emperador de Roma Tito Antonino, que era su yerno, et que auie el porfijado et dexado por heredero dell imperio. E el primer anno del su regnado fue a ochocientos et sessaenta et sex de la puebla de Roma, quando andaua la era en ciento et setaenta et ocho, e ell anno de Nuestro Sennor en cient et quaraenta; e regno ueynt et dos annos. E fue est emperador Tito Antonino omne bueno por natura, et muy sabidor a grand marauilla, et tan piadoso a todas las gentes et en todas las cosas, quel llamaron a grand derecho por sobre nombre Pio, que quier tanto dezir cuemo piadoso (149a: 21-34). 4. [...] Et tornosse [Maximiliano] much alegre pora Diocleciano, e el recibiolo a muy grand onra; et de Cesar que ant era, fizolo Augusto et recibiolo por compannero et por egual de si en ell imperio. Et regnaron amos dessouno dalli adelante diziocho annos, sin los dos que Diocleciano auie regnado. Et era Maximiliano muy cruel et descomunal, et la aspereza del so engenno et la braueza del so coragon mostrauala en la cara que auie muy sannuda et much esquiua (175a: 4-14). En otros excursos lo que se busca es la caracterizacion biografica de un personaje: 5. Depues de la muerte de Nerua, fue Traiano, el que el porfijara, al^ado por emperador de Roma. E el primer anno del su imperio fue a ochocientos et ueynt et seys annos de la puebla de Roma, quando andaua la era en ciento et treynta et ocho, e ell anno de Nuestro Sennor en ciento. Este Traiano fue espannol, cuemo dessuso es dicho, et natural duna uilla de Estremadura que a nombre Pedraza [...] (142a: 35-43). 6. Depues de la muerte de Traiano ell emperador, finco en su logar Adriano, fijo de su so-brina, que era senador et adelantado de Roma; et tan a plazer de las gentes mantenie ell adelantadgo, que lo al^aron el senado et todos los otros comunalmientre por emperador. E el primer anno del su imperio fue a ochocientos et quaraenta et cinco de la puebla de Roma, quando andaua la era en ciento et cinquaenta et siete, e ell anno de Nuestro Sennor en ciento et dizinueue; e regno ueynt et un anno. E sabet que est emperador Adriano fue natural dEspanna, bien cuemo Traiano, su tio; et fue omne muy sabio en griego et en latin [...] (145b: 4-18). Es posible, asimismo, que a traves de un excurso se ofrezcan al lector detalles acerca de las costumbres y habitos de un personaje concreto: 7. [...] et auie [Galba] la cabe^a de parte delante toda la calua, et los oios amarillos, et la nariz corua; et auie los pies muy tuertos por una enfermedat que auie en los arteios de los dedos. Era omne que comie mucho ademas, et en yuierno comie siempre ante que amanesciesse. E guiauasse en todo so fecho por conseio de tres omnes, et con la grand priuanga co-mengaron a seer de muy malas costumbres (129a: 32-41). 8. E fizo en Roma muchas lauores estrannas, et entre todas las otras fizo un templo grand et marauilloso, et pusol nombre Panteon; et agora es iglesia consagrada a loor de sancta Maria et de todos los martires. E cuenta Suetonio, que auie en costumbre de escoier oras sennaladas en el dia en que se apartaua sennero en su casa, et no fazie al sino matar mos-cas et espetallas con un grafio agudo que traye [...] (139a: 38-47). Otras veces los excursos tienen como objetivo describir fisicamente a un personaje. En estos casos, la ruptura en la continuidad de la coherencia se hace explicita mediante cambios en los tiempos verbales (del preterito perfecto simple propio de las narraciones al preterito imperfecto, asociado, aunque no exclusivamente, a las descripciones formu-ladas en pasado): 9. Luego que Claudio fue muerto, finco Nero su yerno por emperador de Roma et de todo ell imperio; a auie dizeocho annos quando comen^o a regnar, e regno dizitres annos et ocho meses. E el primer anno del su imperio fue a ochocientos et ocho annos de la puebla de Roma, quando andaua la era en nouaenta et cinco; e ell anno de Nuestro Sennor en cin-quaenta et siete, e el regno de Agripa en onze. Este Nero era mesurado de cuerpo, ni muy grand ni muy pequenno, pero auielo todo lleno de manziellas et de mal olor [...] (121b: 31-42). 10. [...] Et el rey don Sancho quando lo sopo, fuese pora su tio don Garcia rey de Nauarra. Este rey don Sancho era mui gordo sin guisa, de manera que non podie caualgar sinon a grand trabaio et a grand affan de si, et por ende le dixieron este sobrenombre don Sancho el Gordo (408b: 28-34). Sin embargo, los excursos no son siempre faciles de clasificar, y por eso entran en una especie de cajon de sastre al que he denominado excursos de asuntos varios: 11. [...] Et este monesterio fizo despues commo de cabo el conde Gar^i Ferrandez, et tomol pora su sepultura. Este conde Gargi Ferrandez ouo muy mas onrrados uassallos que el conde Ferrant Gongalez, supadre [...] (429a: 26-31). 12. Et caso con donna Maria fija del noble don Guillem sennor de Montpesler, la que ouiera en la fija dell emperador de Costantinopla con quien casara; et ouo deste rey don Pedro de Aragon en aquella donna Maria un fijo a que dixieron don Jaymes. Este rey don Pedro fue a Roma seyendo apostoligo Inocencio el tercero; et coronol a este rey don Pedro esse Inocencio papa en la eglesia de sant Pancracio martir (479a: 14-23). Tambien puede suceder que el narrador cuente una peripecia nueva de un determinado personaje, lo cual constituye sin duda una progresion en el relato de los acontecimien-tos: 13. E ellos luego aguisaron le muy bien de quanto ouo mester, de guisa que saco grandes huestes por mar e por tierra. E esto fue andados de la puebla de Roma seyscientos e dos annos; e ouo de la segunda guerra fasta esta tercera cinquaenta annos; y eran estonces consules en Roma Gneo Cornelio Lentulo e Lucio Mumio. E auino assi, por so malauen-tura de los de Carthago, que bien cuemo los de Roma eran acuciosos de uenir sobrellos e de destroyllos, assi ellos eran uagarosos e descuydados de fazer ninguna cosa por que se pudiessen guardar ni deffender (49a: 35-47). 14. [...] Et dessa uenida poblo [el rey don Alfonso] a Sublancia et a Qea et cercolas de muros et de torres. En tod esto esse rey don Alffonsso estando en Leon, uenol mandado como un conde, que auie nombre Eylon, que se le algara en Alaua, yl paraua mal la tierra. Et el rey, pues que lo sopo, saco su hueste et fuessepora alla (368b: 34-43). O que el narrador desarrolle un asunto o idea mencionados inmediatamente antes. En realidad, se trata de convertir en elemento topical y punto de partida del nuevo parrafo un aspecto que forma parte de la predicacion del paragrafo anterior:13 15. E aquellos fueron, e poblaronla en el logar o les mandaran, e fizieron una cibdat, e llama-ron le Utica, que quier dezir tanto cuemo guarda. Esta puebla crecio mucho, e fizo se muy buena e muy rica, e ouo en ella reyes dessi mismos [...] (31b: 40-45). 16. Et fizo luego dessa uez -con otorgamiento de don Fruminio, obispo de Leon et de los otros obispos del regno, et aun de los ricos omnes que y eran- dentro en so palacio la egle-sia cathedral, et fizola ell estonces a onrra de santa Maria. Este palatio fuera de antiguo banno de los moros, et auie en ell tres casas [...] (385a: 18-28). Finalmente, el cambio de foco narrativo tambien puede deberse al abandono, por parte del historiografo, del hilo principal de la narracion para abordar otros hechos de caracter secundario. Lo habitual es que vayan introducidos por sintagmas similares a En esse anno (otrossi), y sirvan de colofon de los capitulos de que forman parte. Gene-ralmente se retoma el hilo narrativo en el siguiente capitulo, bajo un marco cronologico diferente: 17. [...] et fizo [Trajano] por toda Castiella muchas otras cosas buenas et estrannas por noble-za de la tierra, et dessi por que era ende natural, et que durasse y el so nombre por siempre. E en aquel anno soterraron en Roma a sant Pedro, et a sant Paulo [...] (144a: 39-45). 18. [...] et ellos tomaron lo que les dio aquel rey moro, et tornaronse pora Castiella muy ricos et muy onrrados. En este anno murio Gregorio papa, etpusieron en su lugar a Johan el catorzeno [...] (456a: 12-16). 13 Acerca de la nocion de topico o elemento topical, consültese Gonzalez Cobas (2005). 126 5.2 Cambio por sucesion temporal La Estoria de Espana es una obra en que se narran los acontecimientos historicos de manera lineal, esto es, siguiendo escrupulosamente el orden en que tuvieron lugar. Por esta razon no puede extranar que la secuenciacion cronologica sea uno de los factores que causan con mayor frecuencia el cambio de parrafo. Los ejemplos, como puede suponerse, son muy faciles de encontrar: 19. Andados quinientos annos e treynta e cinco annos desde que Roma fuera poblada, e do-zientos y nouaenta desque comen^aran los consules, en la sazon que tenien el consulado Cornelio e Minucio, fue este fecho de Siguen^a que ya oyestes. E assi acaecio que de guisa la fallaron desbastecida de uiandas, que desdel dia que la cercaron a ocho meses la ouieron tomada. Despues que ell emperador Annibal ouo esto fecho, cayo grand miedo sobre todos los espannoles [...] (17a: 46 - b: 2). 20. Mas el rey don Ordonno era muy atreuudo en armas, et defendio muy bien su tierra, et amparola a quantos que contra el uinien; et non cumplieron aquello por que uinieran et tornaronse pora sus tierras. Et pues que el rey de Nauarra et el conde Fernand Gonzalez fueron tornados pora sus lugares, dexo el rey don Ordonno a donna Urraca su mugier, fija del conde Fernand Gongalez, la que el tomara por meter paz entre los castellanos et los leoneses (407b: 9-19). 5.3 Cambio de personaje El cambio de protagonista(s) o de participante(s) en los hechos narrados tambien provoca el cambio de parrafo. Es logico que sea asi, teniendo en cuenta la importancia que el actor, al igual que el tiempo y lugar, cobra en una historiografia, tal y como se indico en paginas anteriores: 21. E ellos cuando se uieron coytados dexaron se dentro caer, e quisieron ante seer quemados que morir a manos de los romanos. La reyna muger del rey Asdrubalficara con dos fijos pequennos en la torre que fiziera la otra reyna Dido, ca non quiso salir con las otras duennas nin dar se aprision [...] (50a: 14-20). 22. E quando esto [Dido] ouo dicho, dexosse caer en el fuego con amos ados aquellos fijos; y el pueblo de los romanos que estauan en derredor corrieron por sacallos, mas tan ayna non pudieron llegar que ante ellos muertos non fuessen. E Scipion, que grand sabor auie de destroyr aquel logar por crecer el poder de los romanos e por uengarse de los grandes dannos que alli recibieran, mando acender la cibdat a todaspartes (50a: 29-38). 5.4 Comentarios del narrador Es habitual que el narrador interrumpa el relato de los acontecimientos para hacer comentarios de variado tipo. En general, estos ultimos aparecen en pasajes en que hay rupturas tematicas significativas, y mediante ellos quien escribe guia al receptor para evi-tarle toda posibilidad de desorientacion. En terminos mas especificos, dichos comentarios sirven al emisor para explicar al lector que en determinado lapso temporal no han ocu-rrido sucesos relevantes (ejemplo 23), dirigir al destinatario hacia otros asuntos (ejemplo 24) e indicar el fin de un reinado o, esporadicamente, de un condado (ejemplo 25): 23. [...] et allegaua assi los malos et de malas costumbres, et aquellos eran sus amigos et sus priuados. Desdell ochauo anno fastal trezeno anno no fallamos escriptas ningunas cosas granadas que de contar sean (156b: 40-45). 24. Et ellos con este pesar et por estas premias que les fazie, aluoro^aron se todos contra ell, et mataron lo en tierra de Sirmio en una torre ferrada. Mas agora dexa aqui la estoria de fablar de Probo, et cuenta dell emperador Caro et de sos fijos que regnaron depues dell (173b: 6-12). 25. Et fue enterrado en el monesterio de sant Saluador,el que el fiziera en Leon pora su fija donna Elvira. Et el rey don Ramiro muerto, regno el rey don Ordonno. El regnado del rey don Ramiro que fue XVII° despues del rey don Pelayo se acaba (407a: 18-23).14 5.5 Vuelta a la narracion, abandonada momentaneamente por causas diversas Retomar el hilo narrativo tras los comentarios a que se acaba de hacer alusion tambien provoca el cambio de parrafo. En la mayoria de los casos el relato de los acontecimientos se recupera en el capitulo siguiente al de los citados comentarios, aunque esto no sucede unicamente en las circunstancias aludidas, sino tambien tras dialogos entre personajes o tras la reproduccion literal de sus palabras (ejemplo 26), asi como despues de una carta (ejemplo 27): 26. «[...] E pero el tu fecho es meior et mas de piadat que el mio, ca yo deuia te criar cuemo madre et no matarte ni comerte como bestia fiera; et tu que deuies seer criado, gouernaras la tu madre». Depues que esto ouo dichoMaria, uoluio la cara a otraparte, et degollo lo (135a: 40-46). 27. «[...] Et pues que estos ouieredes muertos, auredes la tierra de los cristianos a uuestra uoluntat, ca mucho tiene en ellos grand esfuer^o el conde Gar^i Fernandez». Pues que la carta fue fecha en esta manera et seellada, mando luego descabegar a aquel moro que la fiziera por que lo non descrubiesse (435a: 39-45). 5.6 Nuevo(s) personaje(s) La irrupcion de nuevos personajes en la escena narrativa tambien condiciona el cambio de parrafo: En este ejemplo y en el que sigue Menendez Pidal opta por introducir los mecanismos demarcativos de parrafo a que hoy estamos acostumbrados: punto y aparte, sangrado de linea y primera letra mayuscula. 14 28. E desque esto ouieron fecho [los siervos de Tiro], apoderaron se de la cibdad e de toda la tierra en derredor; e desta guisa los que antes eran sieruos tornaron se sennores por la traycion que fizieran. Entraquellos sieruos crueles de que uos dezimos, auie uno, de que non diz ell estoria su nombre; e aquel auie un sennor uieio a que dizien Estraton, y era del linaje de los reyes, e auie un fijo pequenno; y este omne bueno amara siempre a aquel so sieruo efizieralmucho dalgo [...] (32a: 21-31). 29. Et dalli adelante comen^o el conde a mantener su tierra mas seguramientre que ante fazie. En aquella sazon auie en Castiella en et Alaua un mancebo de los mas nobles del regno, et dizienle por nombre Vela. Este don Vela se algo contral conde Fernand Gonzalez et nol quiso obedescer [...] (409a: 6-12). 5.7 Version alternativa Finalmente, el paso a otro paragrafo tambien puede estar ocasionado por el deseo del narrador de presentar una nueva version de los hechos relatados o completar la que ya ha sido expuesta. No es muy habitual que esto suceda, probablemente porque en la Edad Media se armonizan las fuentes consultadas, pero aun asi es posible encontrar algunos ejemplos en la Estoria de Espana: 30. Et la primera puebla de Roma fue ayuntada de muchos uarrios et auie nombre Valencia. Et Romulo que fue el primero rey que y regno et ayunto la cibdat daquellos uarrios, mudol aquel nombre Valencia et llamola Roma del suyo mismo. Otros cuentan en las estorias antiguas de Espanna que quando el rey Rocas andido por el mundo uuscando los saberes, assi cuemo es ya contado en el comiengo desta Estoria dEspanna, que uino por aquel logar o depues fue poblada Roma, y escriuio en dos marmoles cuatro letras: las dos en ell uno et las dos en ell otro, que dizien Roma, y estos fallo y despues Romulo quando la poblo, et plogol mucho por que acordauan con el so nombre; et pusol nombre Roma (84b: 50 - 85a: 12). 6. Conclusiones A lo largo de las paginas precedentes se han explicado algunos aspectos sin duda im-portantes para comprender la naturaleza de los parrafos y su funcion dentro de los textos. Por lo general estas unidades no han figurado entre las inquietudes de los investigadores y su aparicion se ha ligado muy a menudo a cuestiones de indole exclusivamente estilis-tica. A traves de la experimentacion se ha demostrado, no obstante, que se trata de una unidad lingüistica con una contrapartida cognitiva, y que el estilo no es suficiente para explicar los criterios que regulan su aparicion ni las causas por las cuales los hablantes se decantan por un tipo u otro de segmentacion. Por ello he considerado de gran interes profundizar justamente en este asunto, una vez que en estudios anteriores a este se han resaltado las coincidencias que se producen en la tarea de dividir un texto en paragrafos entre los usuarios de la lengua escrita. La obra que he utilizado como corpus de datos es la Estoria de Espana, que se ca-racteriza por la presentacion continua de la escritura, algo habitual en la epoca en que aquella fue redactada. Puede suponerse que, dado el estatus lingüistico de la unidad que nos ocupa, esto no supone impedimento alguno para la consecucion de los objetivos de esta investigacion, sino que mas bien demuestra que la ausencia de las marcas graficas utilizadas hoy en d^a para dar cuenta de las transiciones tematicas no implica la inexis-tencia de parrafos en los textos antiguos; ello significa que entre los multiples cambios acaecidos a lo largo de la historia del espanol cabe incluir las formas de demarcacion de los paragrafos. En la Estoria de Espana hay pasajes en que sin duda se producen rupturas tematicas que representan cambios de parrafo, y un analisis pormenorizado de estas secuencias permite detectar la existencia de un numero reducido de factores que fa-vorece precisamente el paso de un paragrafo a otro. Me refiero a los cambios de foco narrativo, a los de marco temporal, de personaje, a la introduccion de comentarios por parte del narrador, a la vuelta a la narracion tras dichos comentarios o a la inclusion de versiones que representan visiones encontradas de determinados acontecimientos historicos. Establecer inventarios como el que se acaba de exponer ayuda sobremanera a especi-ficar los intereses de un autor en una obra concreta, as^ como algunas de sus formulas de configuracion textual. En el caso que nos ocupa, es evidente que se abordan temas muy distintos y que hay interes en remarcar el escenario cronologico en que se desarrollan los hechos relatados. Tambien la informacion relativa a los personajes cobra importan-cia, tanto para senalar el cambio de protagonismo en una accion determinada como para resaltar la aparicion de personajes nuevos que resultaran determinantes en una u otra pe-ripecia. Menos relevante es la insercion de distintas versiones de un mismo evento, dada su escasa aparicion en la Estoria de Espana. Los comentarios del narrador incluidos en el texto, por su parte, sirven al escritorio alfons^ para dirigir al lector hacia nuevos asuntos, otros marcos temporales o incluso anunciar el fin de un reinado (o condado) determinado, lo que permite constatar la impor-tancia concedida en esta obra a los pasajes en que se rompe la continuidad de la coheren-cia: a una cuestion que se da por zanjada le sucede otra nueva, a un escenario cronologico agotado le sigue tambien otro nuevo y lo mismo cabe senalar a proposito de los reinados. Da la sensacion de que el uso recurrente de estos comentarios obedece mas a razones discursivas que tematicas, y suponen en cierto sentido una manera de marcar los pasajes textuales en que aquellos se manifiestan. Por ultimo, quiero llamar la atencion sobre el hecho de que es muy frecuente que el paso de un paragrafo a otro no se produzca unicamente por un unico factor, sino por dos o mas. Es obvio que cuanto mayor sea el numero de elementos cambiantes respecto del pasaje inmediatamente anterior, mas patente es para el lector que se halla ante transiciones tematicas, por lo que puede sostenerse, en ese sentido, la existencia de distintos grados de ruptura a lo largo de la Estoria de Espana y, por extension, de las narraciones. BIBLIOGRAFIA Arabyan, M. (1994): Leparagraphe narratif. Paris: L'Harmattan. Barnard, P., P. Wright y P. Wilcox (1978): «The Effects of Spatial Constraints on the Legibility of Handwritten Alphanumeric Codes». En: Ergonomics, 21, n° 1, 73-78. Bartlett, F. C. 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Eksperimentalne raziskave so pokazale visoko stopnjo ujemanja pri govorcih, ki so morali razdeliti na odstavke določeno pisno besedilo, kar dokazuje obstoj tako imenovane besedilne kompetence, s pomočjo katere uporabniki jezika lahko delijo katerakoli besedila na odstavke v povezavi z raznolikimi kognitivnimi bloki. Prav ta kompetenca omogoča delitev pri besedilih, pri katerih se struktura sicer razvija kontinuirano (tako kot je to v primeru Estoria de Espana), ter podrobno analizo tistih delov besedila, ki predstavljajo tematske prelome, katerih posledica je omenjena segmentacija na odstavke. Določitev elementov, ki sprožajo menjavo odstavkov, pripomore na eni strani k prepoznavanju tematskih motivov določenega pisatelja, na drugi pa k določitvi strukturne konfiguracije samega dela.